Arola Poch es psicóloga, sexóloga y comunicadora audiovisual. Desde hace años imparte talleres de educación sexual para jóvenes y adultos y colabora con frecuencia en medios de comunicación divulgando sobre una sexualidad sana y positiva.
Ha publicado dos libros “Las cosas claras” (Plataforma editorial, 2019) de educación sexual integral para jóvenes y “Lo normal es ser raro” (2020) sobre eróticas alternativas, del que vamos a analizar diversos aspectos en esta entrevista.
¿Qué te llevo a escribir un libro (“Lo normal es ser raro”) sobre las otras eróticas alternativas?
Llevaba unos cuantos años estudiando y trabajando sobre las eróticas no normativas y me pareció que podía ser buena idea recopilar y dar forma a toda la información que tenía. Además, no hay muchas publicaciones que aborden este tipo de eróticas desde una perspectiva diversa, sana y positiva, y pensé que aportar ese punto de vista podría ser interesante y útil.
¿Todavía las eróticas alternativas siguen siendo un tema tabú en la sociedad actual?
Dentro de las eróticas alternativas hay muchas posibilidades. En nuestra cultura hay algunas que ya son más conocidas y otras que lo son menos. Tabú no creo que lo sean en el sentido de que se puede hablar y encontrar información sobre muchas de ellas. Pero sí siguen arrastrando numerosos prejuicios.
En el libro das respuestas a muchas preguntas que plantean las personas que disfrutan de estos gustos alternativos. ¿Cuáles son las dudas o preguntas que se hacen y que has visto en tu consulta?
La mayoría de consultas tienen que ver con la aceptación del propio gusto erótico, entender y asimilar que es normal. Luego hay otra parte importante que tiene que ver con cómo incorporar estos fetichismos u otras prácticas en la vida erótica con la pareja.
¿Cuáles son las principales eróticas alternativas narradas en tu libro?
Fetichismos hacia una variedad de objetos o partes del cuerpo: pies, zapatos, ombligos, cosquillas, látex, entre otros. Y otras formas de excitarse como la humillación, el bondage (ataduras), el masoquismo, el spanking (azotes), lluvia dorada, exhibicionismo y algunos más.
¿Cómo estamos en educación sexual en España? ¿Hemos avanzado o en realidad no tanto?
Sin duda, hemos avanzado. Creo que hay cosas que están más asimiladas como puede ser, por ejemplo, un papel más activo de la mujer en su sexualidad. Ahora bien, hay que seguir haciendo énfasis en la educación sexual porque sigue habiendo dudas y carencias. En lo que respecta a eróticas alternativas, hay algunas prácticas más visibilizadas que otras. Por ejemplo, el fetichismo de pies o el BDSM son prácticas que quien más quien menos ha oído hablar de ellas. Aunque siguen existiendo prejuicios (y por eso hay que seguir educando y desestigmatizando).
¿Por dónde y cómo debe empezar esta educación sexual?
La educación sexual debe empezar en las familias desde que niños y niñas son pequeños. Cuando son pequeños habrá que hablarles de su cuerpo, de la autoestima, de conocer qué es íntimo y privado o las clásicas preguntas de dónde vienen los niños son algunos temas que se pueden tratar. A partir de ahí, a medida que se va creciendo la información va ampliándose adaptándose a las diferentes edades y necesidades. Además, sería necesario que en las escuelas se pudiera impartir educación sexual integral que complementara desde el rigor y el conocimiento científico la labor de las familias. Esta sería la situación ideal. Ahora bien, sabemos que hay familias que no hablan de estos temas y en las escuelas no se hace tanto como se podría.
Con libros como los que escribes contribuyes a divulgar más la sexualidad, ¿Qué más acciones deben realizarse para avanzar en este camino?
Hoy en día tenemos unas herramientas muy poderosas para divulgar que son las redes sociales. Desde allí se puede hacer, de hecho ya se hace, un buen trabajo de trasladar información veraz y rigurosa sobre sexualidad que ayude a quitar prejuicios y aporte positividad. Pero no todos los perfiles que hablan sobre sexo lo hacen desde la sexología y las informaciones que se trasladan pueden no ser correctas. Así que hay que buscar siempre fuentes fiables.
¿Qué sexualidad nos ha dejado la pandemia? Sabemos que las prácticas se han reducido por miedos a contagios, etc.
La pandemia creo que nos está haciendo tener más ganas jeje… Creo que tras todo este tiempo en que se ha reducido el contacto físico con otras personas nos hemos dado cuenta de lo importante y necesario que es.
¿Qué consejos darías a quienes han visto frustradas sus expectativas sexuales por esta enfermedad y por tener miedo a la situación general que nos toca vivir?
Hay que recordar que esto también pasará y que volveremos a vernos y tocarnos. Que no hay que olvidarse de la autoestimulación y de que tenemos opciones de sexo virtual, que no es lo mismo que el contacto con otra persona, piel con piel, pero sirven para seguir manteniendo activo nuestro erotismo.
“Lo normal es ser raro” es tu segundo libro, ¿Qué otros proyectos tienes en marcha, un tercer libro por ejemplo, cuál sería su temática?
Pues hay un proyecto de un tercer libro, pero aún estamos en las primeras conversaciones con la editorial por lo que prefiero no adelantar mucho. Por otro lado, mis proyectos pasan por seguir trabajando en la educación sexual de jóvenes y adultos y por poder seguir divulgando una sexualidad sana y positiva.
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