Amar y tener sexo con más de una persona puede parecer tentador para quienes afirman tener un corazón amplio, pero convertir una pareja en una tríada o cuarteto es un desafío, no sólo porque no es socialmente aceptado sino porque va en contra de la exclusividad que pareciera ser inherente al erotismo.
Si bien la monogamia tiene tanto defensores como detractores, la poligamia existe en paìses y culturas distintas, muchas distantes a occidente, con las mismas obligaciones a las de un matrimonio tradicional, y las comunas hippies de los años sesenta parecen haber sido un experimiento de amor libre con cierto grado de éxito en su momento pero poca permanencia en el tiempo, este contexto hace que el poliamor pareciera la novedad en el mundo de las relaciones amorosas, cuando lo verdaderamente nuevo es su visibilización.
Identificarse como poliamoroso y ejercerlo requiere un alto nivel de responsabilidad afectiva y cuidado de la salud sexual. No es un ejercicio para personas que le huyen al compromiso o disfrutan de la infidelidad y la adrenalina que ésta les proporciona. Tampoco es una decisión que debe tomarse para complacer a la pareja o siguiendo una tendencia.
Personas bisexuales y pansexuales, cuya orientación sexual es flexible y que suelen asumirse en el espectro no binario o queer son más proclives a identificarse con el poliamor, lo cual hace que sea una forma de relacionarse mejor aceptada por los millenials más jóvenes y por la generación z, aunque es algo que, puertas cerradas y en voz baja, así como los intercambios de parejas y las parejas abiertas, siempre ha existido.
Si bien en el poliamor no hay un contrato matrimonial, el compromiso debe ser expreso, acordado y entendido por todos los miembros de la relación, con la finalidad de establecer reglas que funcionen para ellos, las cuales son particulares al grupo, por ejemplo, debe quedar claro cuáles son las responsabilidades de cada uno, tanto si conviven o no, la forma en cómo expresarán y distribuirán la intimidad y aspectos de cuidado, así cómo un acuerdo de fidelidad entre todos (llamada polifidelidad) y el manejo de los celos y las inseguridades – absolutamente naturales – entre las miembros.
Quienes deciden emprender una relación poliamorosa deben poseer inteligencia emocional, lo cual implica ser empáticos, expresar asertivamente sus deseos y opiniones, autorregular sus emociones, automotivarse y autoconocerse, además deben ser respetuosos, responsables y honrar sus acuerdos.
Las relaciones poliamorosas, al igual que las monógamas, duran tanto como sus integrantes las cuiden, y enfrentan crisis y desafíos que pueden ser superados si sus miembros tienen la decisión de aprender y avanzar en la misma dirección.
Que no sea un modelo relacional para todos, no significa que no pueda funcionar para tí si tienes la curiosidad y la disposición de vivir la experiencia de amar a más de una persona a la vez, con todo lo que ello implica.
© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.
