Los 4 Jinetes del Apocalipsis ¿Señales del Final del Amor?

Hay actitudes que se instalan silenciosamente en la pareja y de no corregirlas a tiempo, pueden avanzar hasta el punto de no retorno.

Ysabel Velásquez

La convivencia en pareja trae el reto de la comunicación en el día al día con todos los patrones conscientes e inconscientes que tenemos como individuos y eso, sin madurez y observación de las propias actitudes, puede horadar paulatinamente el amor, hasta que sea imposible de reconstruir.

Así como en nuestro imaginario el apocalipsis anuncia el fin del mundo, los jinetes del apocalipsis, actitudes definidas por el psicólogo norteamericano John. M Gottman, se instalan silenciosamente en la pareja para precipitar una crisis, que de no advertirla a tiempo, puede avanzar hasta el punto de no retorno.

Las críticas, el desprecio, la actitud defensiva y la actitud evasiva son los 4 jinetes del apocalipsis que generan heridas emocionales profundas difíciles de sanar, aquí te decimos como identificarlos, a través de ejemplos claros.

Los cuatro jinetes del apocalipsis no siempre se manifiestan en ese orden, funcionan más bien como una carrera de relevos dentro de una relación matrimonial o de convivencia que ya no es feliz, cambiando de uno a otro, incluso solapándose sin que nos demos cuenta, hasta que advertimos su presencia para ponerle fin a ese ciclo.

1# Críticas

Es normal quejarnos de algo con quien vivimos, pero hay una gran diferencia entre la queja y la crítica. Mientras que una queja señala una acción o comportamiento específico que te disgusta de tu pareja, o algo en lo que consideres ha fallado, la crítica es global y pasa a señalarlo como persona, incluyendo palabras negativas sobre su forma de ser, con una carga de culpa.

Mientras una queja es “estoy muy enfadada porque ayer no lavaste los platos, dijimos que cuando yo cocinaba eso te tocaba a ti”, una crítica es “¿por qué eres tan distraído? Ayer no lavaste los platos y te tocaba, eso no lo soporto. Nada de lo que yo te digo te importa”.

Convertimos una queja en crítica cuando añadimos el ¿Pero a ti qué te pasa? U otro planteamiento violento disfrazado, y esto lo hacemos de forma inconsciente.

Criticar a la pareja afecta su autoestima y nos hace enfocarnos en aspectos negativos de su persona, aunque al mismo tiempo posea muchas cualidades que apreciamos. En este proceso, la admiración, aceptación y empatía indispensables en el amor se van diluyendo.

La crítica es el primero de los jinetes del apocalipsis que hace su aparición y allana el terreno a que aparezcan los siguientes, que son más peligrosos.

2# Desprecio

La crítica no tarda en pasar al desprecio. Se recurre al sarcasmo, al escepticismo y a la actitud desafiante para señalar aquello que nos disgusta. Otras actitudes en las cuáles se expresa son los insultos, el gesto de poner los ojos en blanco, la burla, el humor hostil y la beligerancia.

El desprecio es el peor de los 4 jinetes del apocalipsis porque envenena las relaciones al implicar disgusto, y es imposible resolver un conflicto cuando tu pareja recibe el mensaje de que estás disgustada.

Frases como “es que tú no eres muy inteligente”, “para ti yo soy invisible”, “eso es tan típico de ti”, “crees que eso que hiciste es suficiente”, “estas soñando si crees que voy a ir a esa reunión”, “ya quisieran tus amigos poderse comprar conmigo”, son expresiones de desprecio.

El desprecio aumenta siempre el conflicto, en lugar de favorecer la reconciliación. Es desconsiderado y su objetivo es atacar a la persona. Rebaja al otro mientras quien desprecia se siente moralmente superior, se eleva de una forma arrogante.

John. M Gottman, psicólogo y Nan Silver, periodista especializada en salud, en el libro ‘Siete reglas de oro para vivir en pareja. Un estudio exhaustivo sobre las relaciones y la convivencia,  explican que las parejas que muestran desprecio tienen más posibilidades de sufrir enfermedades infecciosas como resfriados y gripes, porque esta actitud pone al organismo en un estado de que baja el sistema inmunológico.

El desprecio tiene un pernicioso efecto acumulativo que se exacerba por los pensamientos negativos hacia la pareja, guardados por mucho tiempo,  producidos por diferencias que no se resuelven. Por ello el antídoto es observar la emoción antes de expresarla de forma verbal, con gestos y con acciones, y conversar sobre aquello que nos disgusta, sin señalar a la persona, pues esto la hiere de muchas maneras.

3# La actitud defensiva

Ante las críticas y el desprecio, es natural defenderse porque nos sentimos atacados. Ahí suele encenderse más la discusión, porque quien la inició no suele ceder ni pedir perdón y esto sucede porque la actitud defensiva es un modo del culpar a la pareja y decir “el problema no soy yo, eres tú”, esto es como echarle más gasolina al fuego y hace que el conflicto escale.

Si estamos hablando de un problema a resolver, defenderse no tiene sentido. En su lugar, dirige la conversación hacia un punto de atención donde el otro perciba la situación sin tomárselo personal y puedan unirse los dos para buscar una solución.

Las personas recurren a la evasión para no sentirse abrumadas. Foto: Shutterstock

4# La actitud evasiva

Cuando las discusiones tienen un planteamiento violento, donde las críticas y el desprecio provocan una actitud defensiva, uno de los miembros de la pareja se distancia para protegerse, y esto anuncia la llegada del cuatro jinete, la actitud evasiva. Esconderse detrás del teléfono, ignorar a través del lenguaje no verbal, en lugar de enfrentarse a la situación, produce una distancia emocional que enardece al interlocutor.

Si bien esta actitud se da en ambos sexos, es más común entre los hombres. Gottman refiere que un 85% de ellos incurre en la evasión por razones fisiológicas, para proteger su sistema nervioso, y es un hecho que evitar el conflicto no es nada positivo, más bien se ha observado que insistir en no discutir pone en peligro a las parejas que conviven.

Es propio de quien adopta una actitud evasiva no dar señales de que se está escuchando: contacto visual, movimientos afirmativos con la cabeza, decir de vez en cuando si o ya. La persona aparta o baja la mirada y actúa como si no le importara en lo absoluto lo que el otro dice, como si no lo oyera, como si no existiera.

La actitud evasiva suele llegar más tarde que los otros jinetes, por eso es menos común entre los recién casados y se hace presente entre las parejas que llevan un tiempo en esa espiral negativa. Hace falta tiempo para que la negatividad creada por los otros tres jinetes crezca a tal punto que la evasión sea una salida comprensible.

Generalmente las personas recurren a la evasión para no sentirse abrumadas. Esto sucede cuando la negatividad en forma de crítica, desprecio o actitud defensiva resulta tan súbita y abrumadora que se hace cualquier cosa para evitar la réplica, así se impone un a distancia emocional para protegerse del estallido. El precio es alto porque se ignora al otro y se invalidan sus sentimientos y emociones, y esto es veneno para el amor.

Para evitar la actitud evasiva en la pareja es fundamental no gritar ni atacar al otro. La evasión es ya una respuesta. La conducta más sensata es abandonar la discusión hasta otro momento porque con la evasión la comunicación se interrumpe por completo.

La biología de las peleas ¿predictores de separación?

En una discusión de pareja aumenta el ritmo cardíaco, se segrega adrenalina que estimula la respuesta de lucha o huida, aumenta la presión sanguínea y la sudoración. La tensión emocional y el sentirse abrumado constantemente son predictores de separación pues hacen imposible solucionar el conflicto. Se reduce la habilidad para la atención y el procesamiento de información y la forma creativa de buscar la solución se sustituye por la reacción

Tras una discusión las mujeres se tranquilizan más rápido naturalmente por la liberación de la hormona del apego seguro oxitocina. Los hombres se calman de forma más lenta porque el estado de alerta favorece la selección natural y la impronta de protección ante amenazas de cualquier índole.  De esta manera, la confrontación que activa el estado de alerta tiene un mayor efecto físico en el hombre, ellos sean más proclives a evitarla y adoptar la actitud evasiva.

Cuando una persona se siente abrumada es prácticamente inevitable que se distancie de su pareja. Esto hace que la otra persona se sienta sola. Cuando este proceso se extiende en el tiempo, la pareja se desconecta emocionalmente y esto los va distanciando hasta separarse, o continuar con vidas paralelas dentro de una relación nada sana.

Hacernos conscientes, decidir cambiar y llevarlo a la acción son tres pasos sencillos que evitan que las heridas que causan estas actitudes nefastas. Como adultos nadie nos enseñó cómo vivir en pareja, pero lo importante es que podemos aprender, recordando que amar es una decisión que se renueva a diario y que si bien muchas veces reaccionamos sin pensar, somos responsables de nuestras palabras y conductas, y también de la forma en reparar el daño que estas causan.

 © L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

Ysabel Velásquez
Por Ysabel Velásquez

Sexóloga, Sex & Love Coach . Periodista de Salud. Autora del Libro de motivación para la mujer :En Femenino.