Iniciar una nueva relación de pareja es una aventura, que nos emociona y nos da ansiedad a partes iguales. Mientras que la ilusión nos hacer sentir como adolescentes, es también un hecho que tenemos motivos para inhibirnos, desde esa icómoda percepción de defectos en nuestro cuerpo hasta esos episodios no tan agradables con otras parejas que, aunque nos empeñemos en olvidar, recordamos.
La primera vez con una nueva pareja es tan retadora como nuestra primera vez sexual, y no es que la experiencia no nos aporte más seguridad, sino que cada compañero o compañera sexual es un universo en sí mismo, y que la historia de nuestra sexualidad individual no nos da un GPS para aproximarnos a otro individuo ni una cualidad sobrenatural para que el otro descubra lo que nos gusta.
Conociendo esto, te doy algunas herramientas para hacer de esta nueva primera vez un momento deliciosamente inolvidable:
No vayas a la cama en la primera cita
Sabemos que es difícil no caer en la tentación, y que después de una buena conversación, una cena romántica o de ir a bailar nos sentimos impelidas a dar rienda suelta a la pasión, pero la realidad es menos trepidante que la ficción y lo que puede suceder es que el alcohol, al tiempo que te deshinibe, impide que te excites lo suficiente, lubriques menos y la penetración sea más difícil, y también puedes salir herida emocionalmente si tu expectativa es iniciar una relación de pareja comprometida y esto no sucede, así que, moralismos aparte, es mucho mejor darte tiempo para conocer a la otra persona.
Explora con erotismo
La sensualidad es el reino de los cinco sentidos, aprovechen las salidas previas al encuentro íntimo para jugar con lo que les gusta fuera de lo sexual, eso es precisamente lo que enciende el deseo. Degustar la comida y la bebida sin prisas, abrazarse y besarse sin presiones de ir a más, mirarse a los ojos, descubrir el olor de cada uno, disfrutar de todo ello también es indicador de la química entre ambos.
Afiánzate en tu seguridad
Para gustar es indispensable gustarte, así que aquí se vale apelar a todo el arsenal de belleza que te haga sentir en tu máximo esplendor, este es el momento de sacar el labial rojo, la ropa interior de encaje y los tacones de infarto, y cualquier otra cosa que exprese la faceta sexy de tu personalidad, en tus propios términos.
Conéctate con tu diosa interior
Dentro de cada mujer hay una afrodita, esa esencia sensual y sexual que muchas veces reprimimos, negamos o relegamos por aspecto de nuestro yo que consideramos más importantes. Este es el momento de sintonizar con esa fémina deseada y deseante.
Despacito
Como dice la famosa canción; durante ese esperado encuentro íntimo tómense el tiempo de besarse, acariciarse y explorarse. A diferencia de lo que se creía antes, estos no son juegos previos, sino parte del sexo, así que al darse tiempo se rendirán a lo que van sintiendo sin anticiparse a la meta y esto hará que la experiencia sea placentera de principio a fin.
Comunicación abierta
La única forma de que el otro sepa qué nos gusta y cómo nos gusta es expresándolo y vaya que eso nos puede cortar en una primera vez. Nosotras siempre pensamos que se nos va a juzgar por la experiencia previa, tenemos esa creencia machista programada desde muy jovenes y nos sabotea en estos momentos. La realidad es que si llegaste a la intimidad con alguien esto no sucederá. La conexión es real y eso trasciende juicios y prejuicios. La solución para apartar esos pensamientos es enfocarnos en el presente, en las sensaciones del cuerpo y guiarle, a través del lenguaje verbal y no verbal.
Mantente atenta a las señales a través de tus sentidos y tu intuición, así como cada persona es única, cada momento nos da la oportunidad de crear un nuevo recuerdo y un nuevo capítulo. Recuerda que tu placer es tu derecho – y tu responsabilidad – así que nada de fingir ni de quedarte a medias, recuerda que el orgasmo no es una meta sino una consecuencia de todo el camino placentero que se transita con curiosidad y complicidad.
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