La exclusividad sexual es algo que, en general, viene con la pareja, es parte de un apego seguro y del afecto inherente a la relación amorosa que se construye, y todo lo que contravenga a ello puede ser transgresor, y por ende, excitante para algunas personas.
El término cuckolding alude a la excitación que produce la infidelidad consentida, y proviene del inglés cuck – cuernos – y olding – personas mayores.
Mientras la infidelidad es motivo frecuente de ruptura, la fantasía de la infidelidad femenina puede convertirse en un fetiche para el 58% de los hombres en los Estados Unidos. El hecho que tu pareja te cuente detalles sexuales de encuentros con otros hombres o mujeres pareciera a simple vista descabellado, pero es una conducta sexual en auge en la actualidad, sobre todo entre parejas con muchos años de relación, de la misma manera que se han puesto de moda los encuentros swingers o las parejas abiertas.
El o la cuckold, este hombre o mujer cornudo o cornuda con consentimiento, puede mirar a su pareja teniendo relaciones sexuales mientras se masturba, decidir no observar el encuentro y solo partircipar en la preparación del encuentro, la escogencia del amante y luego excitarse con el relato para proceder a tener sexo con él o ella.
Quienes practican de forma asídua el cuckolding lo han defendido como un estilo de vida alternativo, donde mujeres y hombres lo disfrutan a manera de fantasía o de juego de rol o en ambientes seguros.
En el aspecto psicológico, las personas que practica el cuckolding consideran a su pareja hipersexual y atractiva, y compartirla eleva su ego como “poseedor de esa persona”, pero también desata emociones como ira y celos que pueden alimentar la excitación, propender a conductas violentas cuando esté de nuevo con él o ella, al tiempo que puede desencadenar ansiedad sexual por comparación en el desempeño sexual de los otros amantes.
Estas personas pueden disfrutar de todo el proceso de preparación como una forma de tomar el control de la pareja, experimentar el placer de mirar (vouyerismo), tener algunas tendencias bisexuales y relegar la responsabilidad sexual en el amante, no hay respuestas incorrectas, y cada caso es particular.
Como en todas las prácticas sexuales que involucran terceras personas, el cuckolding requiere de máxima comunicación, respeto y confianza entre los miembros de la pareja, además del compromiso de no involucrarse emocionalmente. Si bien hay estudios que han arrojado que puede ser una experiencia positiva para muchas parejas, hay que tomar ciertas precauciones:
- Las fantasías aportan variedad y complicidad sin los riesgos de una práctica real. Son sanas y deseables.
- Hacer realidad la fantasía puede resultar decepcionante por las altas expectativas puestas en el momento. Una actitud lúdica evita la frustración.
- Usar preservativo en todos los encuentros, también para el sexo oral.
- Lo más sano es tomar la decisión de llevarlo a la práctica como una experiencia, no como una variante frecuente.
- Parar en cualquier momento si alguien no se siente cómodo.
- Comprender que existe el riesgo de desarrollar un enganche sexual con el amante y también enamorarse de él o ella.
El cuckolding puede ser un deseo de tu pareja y tu puedes sentir la curiosidad de probarlo, pero no permitas que manipule tus emociones para acceder a algo que puede ir en contra de tus sentimientos y valores. El sexo libre y consensuado es pleno y gratificante y este tipo de práctica, si no hay la madurez suficiente, puede afectar tu relación de pareja, lesionar tu autoestima, y hacer que tu pareja busque estimulos sexuales cada vez más intensos.
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