La eyaculación precoz es el problema sexual masculino más frecuente. Se estima que 1 de cada 3 hombres va a sufrirla en algún momento de su vida. Así se trate de una sola vez, eyacular más rápido de lo esperado causa un impacto psicológico importante que genera ansiedad, y con ésta la posibilidad de que los episodios se vuelvan recurrentes.
Si bien el criterio médico es que el hombre eyacule menos de un minuto después de la penetración, la realidad es que se trata de la sensación de falta de control que puede darse en más tiempo y que el hombre percibe como incómoda, e inevitablemente le genera frustración.
La eyaculación precoz puede ser primaria, desde que el hombre inició su vida sexual, o secundaria, que es la más común, como consecuencia a una situación – estímulo sexual específica. En la eyaculación precoz primaria se ha observado que el hábito de una masturbación rápida, muy ansiosa es un factor que condiciona la respuesta sexual, mientras que la eyaculación precoz secundaria suele responder a una excitación muy intensa también influenciada por ansiedad, asociada al desempeño sexual, como en las primeras veces con una nueva pareja, o a un estrés cotidiano que altera el estado de ánimo en general.
Las causas de la eyaculación precoz son diversas y pueden incidir varios factores al unísono para su aparición, sin embargo, se ha estudiado que en la mayoría de los casos son los aspectos psicológicos, emocionales y asociados a la salud de la relación de pareja los que determinan que se exprese.
El pene es para el varón es una extensión de su ser. Masculinidad, virilidad y autoestima van de la mano de su función sexual. No controlar la eyaculación es para el hombre una afrenta a su capacidad de dar y recibir placer, y por ello genera tal disonancia mental, estas ideas con las que los chicos han crecido son la raíz de esta visión catastrófica.
El primer paso para ayudarle a tu pareja es sacarle de la cabeza la idea de que su sexualidad reside únicamente en el pene. Bajar el apremio es hacer una aproximación no coitocéntrica del encuentro íntimo y esto se logra dándose tiempo, acariciando todo su cuerpo, haciéndole sentir que toda su geografía corporal es sensible y erógena.
Disponerse a acariciar sin seguir un guion producirá que él descubra momentos en los cuales su excitación va en aumento y otros en los que cede un poco la erección, este proceso natural elimina el carácter demandante del encuentro, y sincroniza las sensaciones del cuerpo con una excitación mental que se va construyendo a fuego lento.
El segundo paso es hacer de la estimulación genital directa un juego de avance y retroceso. Aquí es muy útil un ejercicio donde tú lo masturbas y te detienes, en cada pausa él hace una respiración profunda y contrae el músculo PC (pubococcígeo) haciendo el ejercicio Kegel, mientras tu presionas delicadamente el glande con tu pulgar, como si detuvieras la eyaculación. Esta maniobra le permitirá a él descubrir de forma consciente las sensaciones que anteceden a la eyaculación y bajar el ritmo, además que potenciará la comunicación entre ambos.
Cuando ya él haya tomado confianza puedes aplicar el juego de avance y retroceso con otras variantes a través de la penetración, con una posición donde tú estando arriba lleves el control del movimiento, o través de la estimulación oral. El proceso siempre será sin apuros, no demandante.
El orgasmo y la eyaculación masculinos son dos procesos independientes que suelen ir juntos y que son el resultado de la excitación sexual, la cual no requiere de caricias para producirse. Una sola imagen erótica puede ser suficiente para que se genere una erección, y el tiempo de estimulación directa promedio para alcanzar el clímax es alrededor de los 4 minutos, de esta manera comprendemos que la eyaculación es una respuesta fisiológica, no una meta, así que no pasa nada si es más rápida, es algo natural.
Conocer esto es clave, hay hombres que después de un encuentro donde hubo sexo oral y muchos estímulos sexuales agradables se quejan de llegar muy rápido al penetrar, y resulta que ya su excitación estaba a tope. Por ello es que es ahí donde deben trabajar ambos, en controlar los estímulos, en dosificarlos.
Es posible superar la eyaculación precoz con el apoyo de la pareja, con una comunicación abierta, asertiva, franca y dejando el ego de lado, guiándolo para que descubra las sensaciones de su cuerpo de forma consciente y dirijan ambos los estímulos con la finalidad de alargar el placer, entendiendo la eyaculación es una consecuencia, no una meta, y que en el sexo no hay nada que probar, solo mucho para disfrutar.
Nota de la autora: aplicable a cualquier persona con pene.
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