Conoces a alguien, os gustáis, hay conexión, os enamoráis…. todo encaja salvo un pequeño detalle: vive en otra ciudad o quizás en otro país. O tu pareja tiene que viajar por motivos laborales, académicos… lo que hace que estéis un tiempo separados. No hay problema para mantener el contacto ya que la tecnología favorece la comunicación, con lo que el vínculo emocional se puede mantener o crear fácilmente. Pero para muchas parejas (no para todas) es también importante la cuestión sexual y ahí la distancia se convierte en un hándicap porque, no nos engañemos, el sexo necesita de piel, de tocarse, de olerse, de notarse cerca. ¿Es la distancia, entonces, el fin de una relación al menos en esa parte sexual? Pues no tiene por qué serlo. Con ganas, tecnología e imaginación, se puede tener un buen sexo a distancia.
Lo primero que se necesita es que a ambas personas les apetezca enfrascarse en conversaciones subidas de tono, imágenes picantes o masturbaciones delante de la cámara. Hablar con la pareja sobre qué se quiere o con qué se siente comodidad es un paso previo para estar en sintonía. La tecnología es de gran ayuda para mantenerse conectados también en lo sexual, ya sea mediante conversaciones, imágenes o aplicaciones específicas. Y, por último, la imaginación hará que las fantasías vuelen, que se compartan situaciones, que se ideen formas de estimularse mutuamente cuando los sentidos y las posibilidades están limitadas.
Con estas tres cosas, la separación física puede incluso tener efectos positivos respecto al deseo. Al no estar juntos, pero manteniendo la chispa encendida, las ganas de la otra persona pueden incrementarse. Mantener esa llama no es difícil: un mensaje juguetón en un determinado momento, compartir una fantasía, enviar alguna foto sugerente, una conversación subida de tono… son pequeñas acciones que pueden ayudar a mantener vivo ese deseo. Porque recordemos que el deseo hay que trabajarlo para que no se apague y esto, que puede pasar también presencialmente, es importante cuidarlo en la distancia, donde no hay un contacto físico.
Los kilómetros no son un problema para estimular el principal órgano sexual que tenemos: el cerebro. Para ello, la comunicación es fundamental y ya sabemos que la tecnología facilita ese aspecto. Imagina situaciones, compártelas con tu pareja, trabaja las fantasías, inventad juegos que podáis hacer a distancia (por ejemplo, daros alguna orden que la otra persona tiene que cumplir), como forma de mantener el deseo y de provocar excitación. Una conversación en la que hay un alto nivel de sensualidad es toda una experiencia sexual. También se puede ver una película, leer literatura erótica juntos o usar aplicaciones que lanzan preguntas o retos sexuales a modo de juego. Todo lo que estimule la mente erótica será bien recibido.
Más allá de esto, si hablamos de sexo a distancia es habitual pensar en sexting (envío de material erótico por dispositivos electrónicos) o en videollamadas que acaben en una escena subida de tono. Vamos a ello, entonces. Teniendo siempre en cuenta las precauciones que debemos tener ante el envío de imágenes personales y el nivel de confianza que tengamos con la pareja de juegos, aquí van algunas ideas para que ese intercambio erótico a distancia sea excitante:
- Si te apetece, crea un ambiente con luz y música adecuada para el momento.
- Hablad primero de fantasías, recordad o cread situaciones, es una forma de estimular la mente para ir generando excitación y que el ambiente se vaya caldeando.
- Juega con los sentidos que se pueden estimular a distancia que básicamente son la vista y el oído. Puedes juntar juntos o por separado. Podéis jugar solo con la vista enviando imágenes o mostrándoos por la cámara. O quizás solo con la mirada. Hay miradas que son puro sexo. También podéis jugar solo con el oído, quitando cualquier imagen y estimulando solo a través de palabras y sonidos.
- El erotismo se cultiva con calma. Quiero decir que no es necesario ser explícito de buenas a primeras. Por mucha confianza que se tenga, una foto de genitales o unas palabras muy duras nada más empezar acostumbra a resultar brusco, a no ser que se esté en ese punto. Si no tienes claro si estáis o no ahí, pregunta a tu pareja qué le apetece. Este truco nunca falla.
- En esta escalada progresiva de erotismo, prueba a enviar imágenes sugerentes de diferentes partes del cuerpo: una imagen del cuello, del vientre, de las piernas, de los pies… para ir estimulando la imaginación de la otra persona.
- Juega con preguntas: qué me harías si estuviera allí, dónde me tocarías, dónde me lamerías, qué me harás cuándo me veas…
- ¿Os pone el dirty talk? Es el momento de hablar sucio y regalarse los oídos.
- Se pueden usar juguetes eróticos. Incluso hay juguetes para parejas que una persona puede manipular a través de una aplicación y hacer que el juguete funcione en el cuerpo de la pareja.
- No tengas vergüenza, déjate llevar y disfruta. En el sexo a distancia el único límite es la imaginación y sentirse ambas personas cómodas en la interacción.
La distancia también es una oportunidad para planear cosas juntos, planear es generar expectativas y las expectativas son deseo. El sexo a distancia sobre todo alimenta el deseo y servirá para que, cuando os veáis (porque al final el cuerpo pide piel), las chispas estén prácticamente aseguradas. A pesar de la separación, se puede mantener el interés erótico. Solo es cuestión de proponérselo y ser activos en ello.
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