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Por qué Debería Preocuparnos el Placer Masculino

Es necesario hablar del placer femenino, pues la brecha existe. Entonces, ¿por qué deberíamos de preocuparnos por el placer de los hombres?

Ana Lombardía

Los profesionales de la sexología que hacemos divulgación llevamos los últimos años hablando del placer femenino sin parar. Desde luego, es algo muy necesario, pues la brecha del placer -la diferencia de satisfacción sexual entre hombres y mujeres- es enorme. Estos últimos años la gente ha aprendido cómo es el clítoris por dentro, dónde está el punto G, casi cada mujer tiene su succionador de clítoris y lo reconocen abiertamente… ¡ha cambiado todo mucho!

Mientras, de la sexualidad masculina se ha hablado poco, y es porque se da por hecho que los hombres disfrutan siempre: que siempre tienen ganas, que nada entorpece su placer, que siempre llegan al orgasmo… Estas cuestiones rara vez se ponen en duda, y cuando se habla de los hombres en la cama se hace para abordar, de forma muy patologizada, las dificultades de erección o el control de la eyaculación; pero no se habla de sus orgasmos, de su excitación, de sus zonas erógenas, de su masturbación, de sus fantasías…

De los hombres no importa el placer, importa la ejecución. Que la tengan dura y que aguanten mucho sin correrse, principalmente. Estas exigencias de ejecución vienen la presión de ser viril, masculino, “un hombre de verdad” “un macho” capaz de complacer a las mujeres con su maravilloso pene ¡aunque la gran mayoría de las mujeres no lleguen al orgasmo con esta práctica!

Todo esto suele coincidir con que la penetración vaginal es una práctica muy placentera para muchos hombres, pues el pene se estimula por completo y con un ritmo y unos movimientos muy concretos. En las relaciones heterosexuales, todo suele girar en torno a la penetración y se espera que las mujeres disfrutemos de lo lindo con una práctica que anatómicamente no es la más adecuada para la mayoría de nosotras.

Pero claro, muchos de ellos acaban agotados con tanta presión por complacernos, no disfrutan por los altos niveles de tensión que sufren, y nosotras estamos mientras esperando ansiosas la estimulación del clítoris que nunca llega.

Yo soy una firme defensora de que hablemos del placer de los hombres, y lo hagamos bien; si ellos disfrutan y les quitamos todas estas presiones, nosotras podremos disfrutar más. Y no sólo las mujeres hetero, sino también las lesbianas, cuya vida sexual está también condicionada por el modelo de sexualidad heterosexual. Los hombres gays también, aquí nadie se escapa, viven bajo el influjo de este modelo.

Si el hombre pudiese centrarse en disfrutar, disfrutaría también dando placer, dedicaría más tiempo a masturbar a su pareja, a hacerle sexo oral, a jugar con su cuerpo y su excitación. Si el hombre pudiese centrarse en disfrutar, descubriría nuevas zonas erógenas en su propio cuerpo, el pene no tendría que ser el centro de todo, comprendería que no pasa nada si pierde la erección un rato o eyacula rápido.

La sexualidad de hombres y de mujeres está totalmente relacionada, independientemente de la orientación sexual. Al fin y al cabo, son las estructuras sociales, la cultura, y el porno (sobre todo, el porno) quienes definen qué se hace en la cama, cómo, con quién y de qué modo. Y así, los hombres no pueden disfrutar… y si ellos no disfrutan de verdad, no disfrutará nadie.

© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia. 

Ana Lombardía
Por Ana Lombardía

Psicóloga, educadora, sexóloga y colaboradora de diversos medios de comunicación. Autora del libro: Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero y del blog Sexo en la piel.