Hay triángulos amorosos que se quedan en la mirada, en la conversación inteligente, en el roce accidental de manos. Y luego están los otros: aquellos donde el deseo es un personaje más, tan presente y palpable que casi se puede tocar. Esos que nos recuerdan que la atracción física no es superficial, sino una fuerza que puede reordenar completamente nuestras prioridades y arrasar con las certezas que creíamos inamovibles.
El cine y las series de calidad han sabido explorar esta dimensión con elegancia y profundidad, sin caer en la vulgaridad ni en el morbo gratuito. Porque el erotismo bien contado no se esconde: se muestra con la intensidad que merece, reconociendo que somos cuerpo tanto como mente, y que ambos dialogan constantemente en el territorio del amor.
Los clásicos que marcaron un antes y un después
«El cartero y Pablo Neruda» (Il Postino) puede parecer una elección sorprendente, pero quien haya visto la película recordará la tensión erótica que Philippe Noiret y Massimo Troisi construyen alrededor de Beatrice. La poesía de Neruda se convierte en un lenguaje del deseo, y esas escenas junto al mar tienen una sensualidad mediterránea difícil de igualar.
Imposible no mencionar «Betty Blue (37º 2 le matin)». Béatrice Dalle y Jean-Hugues Anglade protagonizan una de las historias de pasión más viscerales del cine francés. El triángulo aquí es más sutil: Zorg ama a Betty, pero también ama su tranquilidad, su escritura, su vida sin sobresaltos. La película no teme mostrar el sexo explícito, pero lo hace siempre al servicio de una historia sobre la intensidad insostenible de ciertas pasiones.
Cuando Hollywood se atreve
«Infiel» de Adrian Lyne es un estudio magistral sobre el adulterio y el deseo. Diane Lane borda el papel de una mujer felizmente casada que se ve arrastrada por una atracción sexual abrumadora hacia un extraño. Las escenas eróticas son de una franqueza inhabitual en el cine mainstream estadounidense, mostrando ese abandono físico que ocurre cuando dejamos que el cuerpo tome las decisiones.
«Original Sin» (Pecado original) nos lleva a Cuba con Antonio Banderas y Angelina Jolie en un thriller erótico ambientado a principios del siglo XX. La química entre ambos actores es incendiaria, y la película no escatima en escenas de alto voltaje sexual mientras teje una trama de engaños, pasión y peligro.
Series que no temen mostrar la complejidad del deseo
«The Affair», que ya mencionaba antes, merece estar aquí por derecho propio. La serie muestra el sexo extramatrimonial con una crudeza y honestidad poco habituales. Las escenas íntimas entre los personajes de Dominic West y Ruth Wilson son explícitas, sí, pero también tremendamente reveladoras: muestran cómo el sexo puede ser exploración, escape, comunicación y autodestrucción a partes iguales.
«Wanderlust» es una joya británica protagonizada por Toni Collette. Cuando su personaje sufre un accidente que afecta su vida sexual, ella y su marido deciden abrir su matrimonio. Lo que sigue es una exploración madura, divertida y a veces dolorosa sobre el deseo, los celos y la pregunta de si realmente podemos amar a más de una persona a la vez. Las escenas de sexo son variadas y realistas, lejos del glamour hollywoodiense.
«Easy» de Netflix es una antología de historias sobre relaciones en Chicago, y varios episodios exploran triángulos amorosos con una sensibilidad contemporánea fascinante. La serie muestra la sexualidad de forma natural y diversa, incluyendo episodios sobre parejas que experimentan con tríos y relaciones abiertas. Es televisión adulta que confía en la inteligencia de su audiencia.
Propuestas europeas sin complejos
El cine europeo siempre ha tenido menos pudor a la hora de mostrar el sexo, y algunas de sus propuestas sobre triángulos amorosos son especialmente interesantes.
«El amante» de Jean-Jacques Annaud, basada en la novela de Marguerite Duras, narra la relación prohibida entre una adolescente francesa y un rico comerciante chino en la Indochina de los años treinta. Las escenas eróticas son intensas y transgresoras, mostrando cómo el deseo puede existir incluso en las circunstancias más complicadas. Jane March y Tony Leung Ka-fai tienen una química magnética.
«Belle de Jour» de Luis Buñuel es un clásico que sigue siendo perturbador décadas después. Catherine Deneuve interpreta a una mujer burguesa que trabaja secretamente en un burdel por las tardes. El triángulo entre su vida respetable, su marido y su vida secreta de fantasías sexuales es un retrato complejo sobre el deseo femenino y la doble moral.
«Las edades de Lulú» de Bigas Luna es cine español explícito y sin complejos. Francesca Neri protagoniza esta historia de despertar sexual y experimentación que incluye un triángulo en el que los límites entre amor, sexo y transgresión se difuminan constantemente.
Más allá del triángulo tradicional
«Nymphomaniac» de Lars von Trier es cine extremo, no apto para todas las sensibilidades, pero es innegablemente una obra sobre el deseo femenino contada desde una perspectiva poco convencional. La protagonista, interpretada por Charlotte Gainsbourg y Stacy Martin en diferentes etapas de su vida, navega múltiples relaciones simultáneas en una búsqueda incansable de satisfacción sexual y comprensión personal.
«Vicky Cristina Barcelona» de Woody Allen explora un cuadrilátero amoroso en el que Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Javier Bardem y Penélope Cruz construyen una dinámica de atracción y celos fascinante. Las escenas no son explícitas, pero la tensión sexual es constante y la película plantea preguntas interesantes sobre la monogamia y el deseo.
¿Por qué nos atraen estas historias?
Quizá porque nos permiten explorar desde la seguridad lo que muchas no nos atreveríamos a vivir. O porque reconocen una verdad incómoda: que el deseo no siempre es racional, conveniente o moralmente sencillo. Estas películas y series no juzgan; observan, muestran y nos invitan a reflexionar.
El mejor erotismo en pantalla no es el que exhibe cuerpos perfectos en coreografías imposibles, sino el que captura la verdad del deseo humano: torpe a veces, arrollador otras, siempre complicado cuando se cruza con los sentimientos y las lealtades.
Estas historias nos recuerdan que somos seres de carne y hueso, que la atracción física es legítima y poderosa, y que el sexo puede ser muchas cosas a la vez: placer, comunicación, escape, búsqueda de identidad, acto de rebeldía.
Así que, si os apetece adentraros en este territorio con una copa de vino y la mente abierta, aquí tenéis donde elegir. Eso sí, quizá sea mejor esperar a que los niños estén en la cama y tener el mando cerca por si suena el timbre en el momento menos oportuno. Algunas cosas mejoran cuando se disfrutan sin interrupciones.
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