¡Claro que sí!
Tu libido va a cambiar durante tu ciclo y durante toda tu vida. Varía a través de los años, de tus relaciones, de tus ciclos vitales, de las estaciones y de cada segundo de tu día.
¿Y qué pasa durante el ciclo?
En el ciclo menstrual se producen muchas variaciones hormonales y físicas, destinadas todas ellas a la reproducción para la supervivencia de la especie. Es decir, dirigidas a que en el momento de la ovulación se tenga una interacción sexual fecundante. Los mensajeros químicos que intervienen en el ciclo, entre ellos las hormonas, se dedican a ayudar a que, en ese momento, el de la salida de un óvulo maduro del ovario, tengas una mayor receptividad de cuerpo y mente para la fecundación.
Es por eso siempre se ha relacionado el periodo periovulatorio y hormonas como los estrógenos y andrógenos, protagonistas de ese momento, con un mayor deseo sexual.
Tras la ovulación, los cambios hormonales que se producen tienden a facilitar más el reposo y la anidación de un posible óvulo fecundado. En base a eso, la segunda fase del ciclo y la progesterona se relaciona con menos deseo.
¿Entonces mi deseo solo depende del momento del ciclo?
Ni mucho menos. Todo lo que te he contado antes influye en tu deseo, pero no de forma tan importante como para que tenga evidencia científica. Somos mucho más que un saco de hormonas. El deseo humano es multifactorial y afortunadamente mucho más individual y complicado de lo que se cree.
¿Multifactorial?
Exacto. El deseo sexual fluctúa continuamente porque depende de tantos factores que sería imposible enumerártelos todos. Y aunque lo hiciera, no sabría en que orden ponértelos porque la importancia de cada uno de ellos es diferente en cada persona, no solo por su genética sino por su historia personal, su educación, su familia, su estado de salud, su estado de ánimo, su momento vital…
Entonces la libido es muy frágil ¿no?
Si, pero en esa fragilidad está su mayor fortaleza. Al depender de tantas cosas, se puede ver afectado por todo, pero tanto a más como a menos. Si algo se afecta, puedes utilizar otro factor de influencia para compensarlo.
¿Pero entonces, el ciclo influye o no?
Sí, claro que sí. Todo influye. Pero depende de cada persona. La biología favorece el deseo en la ovulación. Pero una mujer con un síndrome premenstrual severo tendrá mucho mayor deseo con la regla, que es cuando se encuentra mejor. Lo mismo que una que le tenga terror al embarazo y se sienta más segura en el periodo menstrual.
¿Y cuando no hay ciclos?
Ahí quería llegar. Por muy modernos que digan algunos que somos ya, seguimos inmersos en esta matrix patriarcal, sexista, edadista y cerrada que incluso sin darse cuenta valora a las mujeres por su potencial reproductivo o placentero. Eso hace que se invisibilice el deseo en la menopausia o en cuerpos no normativos.
Y hay deseo más allá de la reproducción y de los estándares sociales. Si hemos de vincular el deseo con algo es con el placer y la satisfacción. Con el bienestar. Independientemente de hormonas, embarazos y parejas.
¿Cómo puedo mejorar mi deseo?
Escuchándote a ti misma: tus sensaciones, tus deseos, tus ciclos, menstruales o no. La verdad la tienes dentro. Tú eres la que mejor sabe que necesitas y que está fallando. Abre los ojos y los oídos y actúa.
No hay una única pastilla milagrosa, ni una única hormona, ningún momento ni ninguna actitud que nos pueda garantizar al cien por cien un aumento del deseo por mucho interés económico, social y político que haya. Porque lo hay y mucho. Los cuerpos y las conductas femeninas siempre han sido un blanco fácil para disparar ideologías y mercantilismos, que los desangran de respeto, derecho y autodeterminación.
Hay muchas cosas que pueden ayudarte a mejorar tu deseo, si quieres.
Infórmate, escúchate y elige. El poder es tuyo.
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