1. Portada
  2. »
  3. SEXO & RELACIONES
  4. »
  5. Sexualidad & Sexo
  6. »
  7. El Inútil Esfuerzo de...

El Inútil Esfuerzo de Intentar Ser «Normal»

Si supiéramos el verdadero significado de la palabra “sexo” no haríamos tantos esfuerzos por ser “como los demás”.

Cris Planchuelo

Llamamos “sexo” a muchas cosas que no lo son. Y, al hacerlo, en lugar de aclarar nuestras ideas las confundimos más todavía porque nunca acabamos de precisar. Y ante la duda, no queremos líos: antes que parecer un friki, nos ajustamos al modelo que la sociedad nos ofrece. Y nos hacemos los “normales”. 

Y entonces decimos “sexo” cuando queremos decir “genitales”. Y repetimos “sexo” cuando pretendemos hablar de “coito” o de “cópula”, e incluso de “follar” y de “orgasmos”. Y creemos que “erotismo” es lo mismo que “sexo” pero en plan suave. O sea que el sexo, al final, se convierte en cajón de sastre en el que hay un poco de todo y muy desordenado. 

 “Sexo” viene del latín “sexus”, que a su vez procede de “secare”; es decir, “cortar.  Esta palabra habla de la división del género humano en dos modalidades de ser, masculina y femenina… con sus estados intermedios, como una larga y gruesa línea con un sexo en cada extremo e infinidad de grados entre uno y otro. Dos modos de ser (y la gradación que hay entre ambos) que cada uno de nosotros individualiza, o sea, le da forma y estilo propios durante toda la vida. Y lo hacemos en función de nuestro cuerpo, país, familia, ideología, entorno social, manera de ser… Es decir, de nuestra biografía. 

Hay tantas maneras de ser sexo como personas. Foto: Shutterstock

De manera que tenemos un planeta poblado durante milenios por dos sexos (y los estados intersexuales), cada uno con sus incontables y versionadas maneras de ser. Y aquí se acaba el uso de la palabra “sexo”; no tiene aplicación a nada más. Sin embargo, es necesario seguir hablando del asunto ya que dentro de estos sexos existen dos matices con los que hay que contar: heterosexualidad y homosexualidad, también en diverso grado.Y también aquí, no cabe duda, cada uno le da su toque personal. De manera que cada hetero (masculino o femenino) lo es a su estilo, y cada homo (masculino o femenino) lo es al suyo. Así que somos 8.000 millones de personas poblando la tierra, cada uno con su biografía y, por tanto, con todos los matices que esta va aportando al sexo que es.

Pero hay otra manera más en la que el sexo que cada uno es se individualiza, se hace único y singular: las peculiaridades. Son esas circunstancias que, no sabemos por qué (ni falta que nos hace), nos excitan a unos sí y a otros no. O a unos mucho y a otros poco. O unas veces sí y otras no. Así, a unos les pone mirar y a otros les pone que les miren… o las dos cosas. Hay quienes se excitan jugando con el dolor o con el miedo, y quienes otorgan un valor erótico a objetos que para otros carecen de él. Existen los que consiguen sus orgasmos imaginando actos ilegales o en teoría poco habituales… y a los que pensar en algo así les corta el rollo de raíz. O según.

Y es que cada uno es como es, y esa riqueza y diversidad facilitan el acercamientoentre los seres humanos. Multiplican las posibilidades de compartir deseos y placeres.

Por eso los sexólogos decimos que el sexo no es lo que hacemos, es lo que somos.Y como cada uno es a su estilo, hay 8.000 millones de maneras de ser sexo. Tal vez por eso todavía no hemos encontrado ninguna que podamos decir: sí, esta es la “normal”.  

© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

Cris Planchuelo
Por Cris Planchuelo

Periodista y sexóloga. Profesora de periodismo sexológico. Autora del libro: El club del Daiquiri  El increíble caso del apóstrofo infiltrado: Y otros crímenes contra la ortografía española. Foto: @rojofoto.es