El Tantra es una tradición espiritual milenaria de la India que tiene muchas aplicaciones en la sexología moderna, porque es un hecho que en la actualidad nos cuesta volver a la conexión natural con nuestro propio cuerpo y con el cuerpo de nuestra pareja.
Las cuatro llaves del Tantra son herramientas que nos permiten trabajar aspectos reprimidos de nuestra sexualidad que bloquean el placer, sobre todo si hemos experimentado algún trauma cuyas memorias, conscientes o inconscientes, nos dificultan enfocar nuestra atención y estar relajadas en el momento presente.
Por otra parte, su aplicación tiene la ventaja de hacernos sentir protagonistas en la intimidad, responsables de expandir y pontenciar las sensaciones que experimentamos en el sexo.
Respiración, sonido, presencia y movimiento, la terapeuta tántrica Maite Domenech Riera explica cómo ponerlas en práctica:
La respiración consciente
La respiración es lo que nos conecta con la vida. Si bien el acto de respirar es reflejo, hacerlo consciente y profundo nos permite llevar la energía sexual de los genitales y la zona pélvica hacia el corazón. Tomar el aire a través de la boca, como si inhaláramos a través de la vagina y subiéramos esta corriente de aire, expandiendo el pecho, llena de oxígeno todo nuestro cuerpo, haciéndonos receptivas a cada sensación.
Al respirar de forma abierta y conectada como una práctica diaria hacemos circular la energía vital, sentimos más claridad mental e irradiamos nuestra energía personal de forma expansiva, lo que hace que al momento del sexo prestemos más atención a respirar con atención e intención.
La expresión del sonido
La voz nos permite expresar sentimientos y emociones a través de palabras y sonidos, y hemos aprendido a reprimirla para ajustarnos a normas sociales y no incomodar a los demás. El no poder expresarnos es una forma de bloqueo, así que re aprender a expresar el placer a través de la voz y del sonido es un acto de reafirmación personal que nos libera de traumas, al tiempo que aumenta la confianza y la autoestima.
Reconectarse con el sonido no es gemir de forma superficial, sino permitir que la tensión que está dentro de ti se afloje y se libere. Mientras menos tensa estés aumentará tu capacidad para la relajación y el placer. Al principio no se va a dar de forma natural y debes elegir expresarte de manera voluntaria, así a medida de que más te permitas emitir tus sonidos durante la intimidad, la energía sexual fluirá sin dificultades, expandiéndose de forma natural.
Practica vocalizando el sonido de las olas del mar al respirar, sola o en pareja, esto te permitirá relajar tu espacio interior.
La presencia en tu cuerpo
Estar presente significa anclarse en el momento a través de los cinco sentidos. Salir de la mente, diseñada para pensar, y volver al cuerpo, creado para sentir, se logra a través de la atención plena al tacto, el olfato, la vista, el oído y el gusto. ¿Qué estoy oliendo? ¿Qué siento en mi piel? ¿Qué pasa dentro de mi boca? Preguntarte estas cosas te pone tu mente en sintonia de las sensaciones del momento, lo que te permite encausar la energía dispersa en la dirección del placer. Si te pierdes en tus pensamientos, cosa que es normal, al enfocarte en tus sentidos vuelves a casa, a tu cuerpo, de nuevo.
El movimiento espontáneo
Moverse con libertad, no de forma mecánica, es eliminar todos los juicios que nos impiden ser espóntanea en tu propio cuerpo. Se trata de permitir que la energía sexual te recorra y se expanda desde tu zona pélvica sin pensar ni marcarle una ruta, sino poniéndote al servicio de lo que vas sintiendo, momento a momento.
Una forma de abrirte al movimiento espontáneo es bailar sola, con los ojos cerrados, sintiendo la música, recordando que nadie te está viendo.
Aplicar estas cuatro llaves tántricas llevará tu sexualidad a un nivel más elevado, donde experimentarás fluidez y expansión de forma natural ¡así que no te cortes y comienza a practicar desde ya!
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