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Microbiota Vaginal: ¿Cómo Fortalecer el Escudo Protector de Nuestra Intimidad?

Hacemos muchas cosas, de forma inconsciente, que pueden alterar la microbiota vaginal. Te presentamos una guía, con consejos sencillos para incorporarlos en tu rutina de autocuidado.

Ysabel Velásquez

La vulva y la vagina cuentan con un ecosistema de hongos, bacterias y microorganismos benéficos que protegen nuestra salud íntima, evitando que los patógenos, que causan infecciones, ganen espacio.

También llamada flora vaginal, nuestra microbiota íntima, está integrada por quince especies distintas de bacterias, aunque las más importantes y frecuentes son los Lactobacillus: lactobacillus crispatus, lactobacillus brevis y lactobacillus gasseri.

Hacemos muchas cosas en la cotidianidad, de forma inconsciente, que pueden alterar la microbiota vaginal. Aquí te presentamos una guía, con consejos sencillos para incorporarlos en tu rutina de autocuidado.

Factores biológicos

Las alteraciones de la microbiota vaginal pueden ser causadas gracias a factores internos o biológicos como la edad. En la menopausia, por la falta de estrógenos, se altera la elasticidad y turgencia del canal vaginal y también la capacidad del tejido de albergar microorganismo benéficos, sin embargo, se ha observado que cuidando los factores externos esto se puede minimizar.

Por otra parte, la fase del ciclo menstrual también produce cambios en la microbiota. Por ejemplo, durante la menstruación, la concentración de bacterias de la flora vaginal disminuye, lo que hace que las infecciones sean más frecuentes en estos períodos de tiempo.

Es importante precisar que aunque tu microbiota esté en óptimo estado, al estar sexualmente activas nos exponemos a Infecciones de Trasmisión Sexual como el Virus del Papiloma Humano (VPH), por lo que el uso del preservativo, si no tienes una pareja fija, es uno de los gestos de autocuidado más necesarios para garantizar tu salud.

Higiene: primera línea de acción

Lava tu vulva con agua tibia y un jabón suave formulado para tu zona íntima. Evita los geles de baño y jabones perfumados.

No uses desodorantes íntimos en aerosol. La vulva limpia tiene un olor característico que no requiere ser mejorado.

Durante tui período cambia tus compresas con frecuencia. Reserva los tampones para ocasiones puntuales, como un viaje a la playa o a la piscina, y cámbialo antes de las dos horas de uso.

No uses duchas vaginales. El canal vaginal es autolimpiante, utilizar líquidos a presión con una cánula altera el equilibrio de la microbiota, alterando el flujo vaginal porque elimina bacterias benéficas que recubren la vagina y la protegen contra infecciones.

Sécate bien después de lavar la zona de la vulva y la entrada de la vagina con toquecitos, ya que la humedad puede favorecer el crecimiento de bacterias y hongos.

No uses salvaslips a diario porque generan mucha humedad en la zona haciéndola un ambiente propicio para la proliferación de hongos y bacterias, y si recurres a ellos al final de tu período, cámbialos con frecuencia.

Ropa interior: traspirable y fresca

Usa a diario ropa interior de algodón, que permite que la piel respire y reduce la humedad. Textiles como el nylon y la seda acumulan humedad, lo cual es contraproducente, así que déjalos para ocasiones muy puntuales.

Evita la ropa interior ajustada que pueda causar irritación y acumulación de humedad, y también evita las tangas, porque crean un canal donde las bacterias del ano pasan a la zona vaginal.

Usar ropa interior de algodón permite que la piel respire. Foto: Shutterstock

Ropa muy ajustada: tu peor enemigo

Usar pantalones demasiado ceñidos, por muchas horas, puede llegar a causar desde mal olor hasta irritaciones debido a un exceso de humedad y falta de respiración. No menos importante, los pantalones para entrenar en el gym deberían tener la entrepierna de algodón, ya que la lycra incrementa la sudoración en el área genital y causa irritación.

Relaciones sexuales: autocuidado amoroso

Si no estás en una relación de pareja comprometida usa preservativo para prevenir infecciones de transmisión sexual que pueden afectar tu microbiota vaginal.

Lávate y orina antes y después de las relaciones sexuales.

Mantén tus juguetes sexuales limpios y no los compartas.

Si practicas sexo anal, que siempre sea con preservativo y no seguido de penetración vaginal.

Alimentación: de adentro hacia afuera

Una dieta que favorece la salud íntima es aquella rica en frutas y verduras, que también incluye proteínas magras. Un estilo alimentario con beneficios probados para la salud en general es la Dieta Mediterránea, evitando el exceso de carbohidratos y azúcares ya que éstos favorecen la proliferación de bacterias patógenas en la microbiota intestinal y vaginal.

Incluye alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, leguminosas y cereales integrales, que ayudan a alimentar las bacterias beneficiosas en el intestino, las cuales pueden influir en la salud vaginal. Esto funciona a manera de prebióticos que nutren los microorganismos benéficos.

Incluye alimentos fermentados ricos en probióticos como yogur natural, kéfir, kimchi o chucrut, que contienen bacterias beneficiosas para fortalecer tu microbiota. Se recomienda dos porciones, por ejemplo dos yogures, al día

Reduce el consumo de azúcares y alimentos procesados, ya que pueden favorecer el crecimiento de bacterias dañinas. Si tienes resistencia a la insulina o diabetes debes mantener tus niveles de glicemia controlados y seguir el tratamiento indicado por el especialista.

Probióticos: aliados que refuerzan las defensas

Si no te gustan los alimentos fermentados, consulta a tu médico sobre el uso de un suplemento alimentario de probióticos – lactobacilos liofilizados – para restaurar el equilibrio de la microbiota vaginal y reforzar tus defensas naturales, lo cual disminuye el riesgo de enfermedades causadas por bacterias como la vulvovaginitis.

Evita antibióticos innecesarios

Ya que la función de los antibióticos es acabar con las bacterias, esto también altera las bacterias de la microbiota vaginal, así que úsalos sólo bajo prescripción médica cuando sean necesarios e incluye alimentos con probióticos durante el tratamiento.

Hidratación: gesto indispensable

Beber suficiente agua ayuda a mantener el cuerpo hidratado y favorece el equilibrio de la microbiota vaginal. Recuerda que todos los líquidos cuentan, así que además de los ocho vasos de agua al día, puedes tomar infusiones, te, zumos y caldos.

Debes controlar el alcohol, porque éste causa deshidratación. Los más beneficiosos son los fermentados, como Cerveza o Vino, pero no más de uno al día.

La respiración ovárica también es conocida como respiración uterina y tántrica. Foto: Pexels/Mikhail Nilov
La gestión del estrés también puede tener efectos en la microviota vaginal. Foto: Pexels/Mikhail Nilov

Gestión del estrés y descanso: tarea difícil

En la actualidad, con la cantidad de tareas y roles que desempeñamos en un día, damos por sentado que estar estresadas es normal. Nada más lejano a la realidad, porque más allá del estrés positivo que nos impulsa a estar motivadas, el sostener un estado de alerta por mucho tiempo genera picos de cortisol que nos mantienen inflamadas, haciéndonos propensas a desarrollar cualquier enfermedad, y la alteración de la microbiota – tanto vaginal como digestiva – es un efecto de ello.

Existen prácticas de probada eficacia para el manejo del estrés, desde actividad física, prácticas cuerpo mente con el yoga, pilates y taichi o prácticas contemplativas como la meditación y el mindfulness. La tarea es experimentar e incorporar la que más resuene contigo como hábito.

No menos importante es el sueño reparador. Si te levantas cansada muy probablemente no hayas llegado a la fase de sueño profundo indispensable para que todo tu organismo se repare. Para lograrlo, aléjate de las pantallas al menos dos horas antes de ir a la cama y ten una rutina previa que le indique a tu cuerpo que es hora de descansar, la cual puede incluir: tomar una infusión caliente libre de cafeína, tomar una ducha tibia, hacer tu rutina de cuidado facial, meditar o leer.

Realiza revisiones ginecológicas anuales para detectar, a tiempo, cualquier alteración asintomática. En caso de algún síntoma como picor, flujo distinto al habitual u olor desagradable, acude inmediatamente.

Vaginitis y Vaginosis: signos de la microbiota alterada

Cuando se altera el equilibrio de la microbiota vaginal, los  microorganismos patógenos pueden llegar a destruir las bacterias beneficiosas como los Lactobacilus. Si esto sucede, pueden manifestarse las siguientes entidades clínicas:

Vulvovaginitis o vaginitis: Se estima que el 75% de las mujeres experimentan un episodio en su vida  y entre el 40% y el 50%, un segundo episodio o más. Se trata de la inflamación de la mucosa vaginal y de la piel vulvar, aunque no siempre ambas áreas se ven afectadas. Puede presentarse con eritema (enrojecimiento) y edema (hinchazón), así como un aumento del flujo vaginal, que puede ser maloliente. Otros síntomas son prurito, escozor o dolor (vulvodinia).

Vaginosis bacteriana: Es una infección causada por una cantidad excesiva de ciertas bacterias que alteran el equilibrio natural de la microbiota. Uno de los principales sígnos es un flujo anormal con un olor desagradable, que puede ser de color blanco o gris y poco espeso. También son frecuentes el ardor al orinar y el escozor en la vulva.

Una microbiota vaginal equilibrada y fuerte es producto del autocuidado consciente de tu salud integral. Disfrutar de una intimidad plena y conectada es la recompensa, así que no te desanimes si ya has pasado por infecciones, incluso a repetición, el primer paso es decidir cambiar tus hábitos y el segundo ser disciplinada para que día a día estos gestos de amor propio se integren en tu rutina diaria.

© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

Ysabel Velásquez
Por Ysabel Velásquez

Sexóloga, Sex & Love Coach . Periodista de Salud. Autora del Libro de motivación para la mujer :En Femenino.