La primera vez que escuchaste esa palabra probablemente te dieron los mil males.
—¿Perimenopáusica yo? ¡Pero si soy súper joven!
Y lo eres, no me cabe duda. Porque cada vez nos cuidamos más, duramos más años y los vivimos mejor. Pero, aunque los cuarenta sean ahora los nuevos treinta (y casi veinte), el reloj ovárico no entiende de modas. Es inexorable. Y sí, hasta diez años antes de que decida dejar de hacer “tic-tac” y tus ciclos menstruales se despidan, tu cuerpo puede empezar a dar señales de que algo está cambiando. Es la perimenopausia.
¿Lo bueno? Ya te adelanto que la temida menopausia no es tan mala como la pintan, pero eso te lo contaré otro día.
¿Lo no tan bueno? El tránsito previo puede venir con una maleta cargada de síntomas y poca gente lo sabe. Hoy quiero hablarte de esta etapa, para que entiendas qué sucede y qué puedes hacer para estar mejor.
¿Perimenopausia o premenopausia?
Es posible que hayas escuchado el término “premenopausia”, aunque técnicamente es algo incorrecto. Premenopausia significa “antes de la menopausia”, lo que incluye literalmente todo: desde que nacemos. Perimenopausia es una palabra mucho más acertada. “Peri” significa “alrededor”, por lo que queda claro que se refiere al periodo que rodea antes y después a la fecha de última regla: la menopausia.
¿De qué estamos hablando?
De la transición hacia el cese definitivo de la función ovárica y los ciclos menstruales. En esta etapa, nuestras hormonas comienzan a fluctuar, y eso puede traer consigo una serie de cambios. Algunas mujeres la pasan sin apenas notarlo, mientras que otras experimentan síntomas más evidentes y en ocasiones, muy molestos.
La perimenopausia puede comenzar hasta diez años antes de la última regla y hasta un año después de la misma, que suele darse entre los 45 y 55 años. Es decir, que este proceso podría iniciarse incluso en la treintena. ¿Lo sabías?
¿Qué ocurre durante este periodo?
El eje de todo son las ovulaciones, que comienzan a ser menos eficaces, con lo que se desajusta el equilibrio hormonal:
1# Se altera el ciclo menstrual: Los ciclos pueden hacerse más largos, más cortos o totalmente irregulares e impredecibles.
2# La fertilidad disminuye: Pero no desaparece. Ojo, si tus interacciones sexuales pueden ser fecundantes, tienes que seguir usando un método anticonceptivo.
3# Dominio de los estrógenos: En un ciclo normal, tras la ovulación, la progesterona (producida por el folículo que ha ovulado) equilibra la acción de los estrógenos de la primera fase. Pero cuando la ovulación no es eficaz, el cuerpo produce menos progesterona y dominan los estrógenos, lo que puede provocar:
- Aumento del sangrado menstrual, con formación de más coágulos.
- Dolor intenso durante la menstruación y antes de ella.
- Inflamación e hinchazón parecida a la del síndrome premenstrual.
- Cambios de humor y mayor irritabilidad.
4# Disminución progresiva de los estrógenos: Con el tiempo, estos también disminuyen, y aparecen síntomas más relacionados con la menopausia, como:
- Sofocos y sudoraciones
- Palpitaciones
- Sequedad vaginal
- Insomnio
- Calambres, dolores musculares y articulares
- Cansancio y niebla mental (dificultad para concentrarse)
- Pérdida de deseo sexual
- Aumento de peso y cambios en la distribución de la grasa corporal, que se acumula más en abdomen
¿Qué se puede hacer?
¡Tranquila! No todas las personas pasan por todos estos síntomas y además la mayoría se pueden aliviar. Son esenciales:
Una alimentación consciente
Tu cuerpo necesita alimentos reales, ricos en nutrientes, antioxidantes y grasas saludables. Evita procesados, azúcares refinados y tóxicos. Alimentos como semillas de lino, garbanzos, aguacates y frutas frescas pueden ser tus aliados. No olvides una correcta hidratación.
Ejercicio físico, especialmente de fuerza
Construir músculo no solo ayuda con la redistribución de la grasa, también aumenta el metabolismo, mejora tu piel, alivia los síntomas hormonales, fortalece los huesos y mejora el ánimo y el tono vital. Tu músculo te va a regalar años y calidad de vida.
Gestión del descanso y del estrés
Todas las prácticas que incluyan consciencia y atención te ayudarán con el estrés y la calidad del sueño. Valora apuntarte a actividades como la respiración consciente, el mindfulness, el yoga. Y recupera tus actividades creativas favoritas, esas que te hacen evadirte y perder los problemas de vista.
Exposición saludable al sol y contacto con la naturaleza
El contacto con la naturaleza y la exposición saludable a la luz solar han demostrado mejorar la salud en muchos aspectos, no solo por la absorción de la vitamina D. No hace falta que te vayas muy lejos: busca árboles y parques cerca de tu casa o del trabajo.
Consulta con profesionales
La fitoterapia, suplementos naturales y algunos fármacos pueden ayudarte a manejar síntomas específicos, como los sofocos, la sequedad vaginal, el dolor o el sangrado. No dudes en consultar lo que necesites.
Recuerda
La perimenopausia es un proceso natural, pero eso no significa que debas aguantar si los síntomas son muy molestos. Así como nos ponemos gafas cuando nuestra vista falla o tomamos algo para aliviar un dolor de cabeza, existen soluciones para hacer que esta etapa sea más llevadera.
Habla, infórmate y no dudes en pedir ayuda. Porque, aunque es una etapa de cambios, también puede ser el inicio de una vida más consciente, en la que tú estás al mando de tu bienestar.
¡Y cuéntalo! Dejemos de invisibilizar la salud femenina.
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