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¿Por qué Mi Pareja ya no Me Desea?

Analizamos algunas de las causas detrás de esta situación y planteamos posibles soluciones para superarla.

Ysabel Velásquez

Pareciera que eres invisible al hombre o la mujer con quien compartes la cama – y la vida – desde hace tiempo. Ya no importa cuánto intentes seducirle o buscar su afecto, sólo encuentras rechazo a través de excusas cómo el cansancio, incluso los fines de semana.

Analizamos algunas de las causas detrás de este fenómeno cuando sucede en relaciones heterosexuales, y planteamos posibles soluciones también aplicables en relaciones lésbicas.

Esta situación es muy frecuente en las relaciones de larga duración, sobre todo con hijos, aunque puede pasar también en parejas sin hijos o que no lleven mucho tiempo juntas. En el caso de las relaciones heterosexuales se llama trastorno de deseo sexual hipoactivo masculino situacional.

Muchas mujeres al ser rechazadas y no se siente amadas, admiradas o deseadas, tienden a creer, erróneamente, que hay algo malo en ellas, lo cual va minando su autoestima, y esto conduce a dos caminos: descuidar la apariencia personal por completo, sumiéndose en una forma de depresión o, todo lo contrario, obsesionarse con su apariencia y realizar todo tipo de cambios para tratar de recuperar el amor y el deseo del otro; ambas vías seguras para un extrañamiento del propio yo que la llevará a perderse.

A diferencia de lo que solemos pensar, esto no tiene nada que ver con nosotras. A la mayoría de los hombres culturalmente se les ha dicho que el sexo es territorio de las “mujeres atrevidas”, de las mujeres que aparecen en las películas porno a las cuáles ellos están expuestos desde que son adolescentes, entonces al superar el período de enamoramiento, que se estima dura entre nueve meses y un año, cuando la rutina de la convivencia va ganando espacio, dejan de vernos como un sujeto sexual.

Cuando la maternidad entra en la ecuación la pareja debe integrar los roles de padres, y sobre todo en los primeros meses, los bebés requieren de mucha atención; así que a la par de los celos masculinos, y de la baja de deseo de la madre por la lactancia, aparece en ellos el condicionamiento social inconsciente de que la mujer que es madre ya no es sensual, ni sexual, y esto va influyendo en contra de su deseo.

La ansiedad sexual masculina es muy común. Foto: Shutterstock
Muchos hombres aún tienen prejuicios sobre la sexualidad femenina. Foto: Shutterstock

Esta es la dinámica de la Santa y la Prostituta porque el hombre relaciona mentalmente que la madre es una especie de Virgen María, una mujer que es madre y se realiza únicamente a través de este rol, que no es sexual, ni deseable ni deseante. Para el macho primitivo y cazador esta mujer pasa a ser la compañera, mientras que el sexo es el territorio de lo prohibido, de Eva, la tentadora.

La fuerza de estas creencias instauradas en la psique masculina explica por qué este hombre no tiene ese bajo deseo con otras mujeres, y en este contexto suele ser infieles, por eso hablamos de un trastorno situacional, relacionado a la pareja, pero donde la culpa nunca es de la mujer, ya que aun hilando fino en las particularidades de cada caso específico, son estas ideas las que determinan la conducta de estos hombres.

Al igual que ellos, las mujeres somos sexuadas y sexuales hasta el día de nuestra muerte, y nuestro deseo implica intimidad, reconocimiento y afecto más allá del placer, además que el sexo es ese elemento indispensable para que el amor de pareja se alimente y refuerce. Si adviertes señales de que esta situación pudiera estar apareciendo en tu relación de pareja, haz lo siguiente:

#1 No te culpes:  la socialización que él ha recibido no tiene que ver contigo. La importación sociocultural de lo que el relaciona con lo erótico no sólo es producto de sus creencias sino de su crianza y sus experiencias.

#2 Comunícate asertivamente: exprésale cómo te sientes en un contexto no sexual. Háblale de cómo su rechazo te está afectando, invítalo a que hable abiertamente de cómo se siente sin juzgarlo. Una vez que hayas expuesto tus inquietudes y comprendido sus razones, pasad a hablar sobre vuestras fantasías y deseos de una forma lúdica, con esta información podréis incluir variantes que ambos disfrutéis.

#3 Introduce la creatividad: desde el conocimiento de lo que ambos podríais disfrutar puedes permitirte explorar tu creatividad erotizándolo a través mensajes sugerentes, de juegos de rol, cambio de escenarios, nuevas posiciones, introducción de juguetes, todo es válido siempre y cuando no lo hagas de una forma demandante. Se trata de que todos estos elementos fortalezcan la complicidad entre ambos.

#4 Plantea la terapia sexual como recurso: si tu pareja no está dispuesta a conversar, y si el alejamiento trasciende el plano de la intimidad y está afectado la convivencia, la terapia es una herramienta muy efectiva para derribar ese muro que les impide reconectar. A través de la guía profesional podéis daros cuenta si es posible superar ese escollo o si definitivamente el vínculo afectivo está roto, y en ese caso se logra que la separación se produzca sin consecuencias para la autoestima y la salud mental de ambos.

No ruegues por atención ni te resignes a tener una relación sin sexo, si no es lo que quieres. Si bien todo obstáculo, haciéndolo consciente, se puede superar con la voluntad de ambos, una relación carente de intimidad, pasión y compromiso, que no potencie tu felicidad, no es sana.

© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

Ysabel Velásquez
Por Ysabel Velásquez

Sexóloga, Sex & Love Coach . Periodista de Salud. Autora del Libro de motivación para la mujer :En Femenino.