Mi primera menstruación llegó por sorpresa, asustada pedí a mi madre que llamara a una ambulancia, la única explicación era que estaba enferma y era algo grave.
A pesar de tener una hermana mayor, jamás había oído nada sobre la regla. Ni fue algo que compartiera connadie después. Tampoco mis primeras relaciones sexuales, ni aquello que sentí en la sala de partos, ni el dolor que me quedó después durante un año, ni cuando tuve el prolapso.
Aun a día de hoy, lo relacionado con nuestra pelvis sigue en el departamento tabú, junto con el deseo femenino y el autoplacer. Esa sucursal nació mucho antes que nosotras, antes que nuestras madres y abuelas. Tiene una presidencia muy poderosa y glorificada: el patriarcado y la iglesia católica.
- ¿Qué indisciplinada se arriesga a cuestionar a la autoridad?
- ¿Quién se atreve a nombrar lo innombrable? Lo que no senombra, no existe.
Estamos aquí para darle la vuelta a esa afirmación, atribuida a George Steiner.
Desde la neurociencia sabemos que cada parte del cuerpo está representada en nuestra corteza cerebral, cada una ocupa un espacio. Las zonas que marginamos, evitamos y dejamos de nombrar pueden ir “desapareciendo”.
Nuestro increíble cerebro está en constante adaptación, puede ampliar o reducir esos espacios en función de la cantidad de estímulos que reciba.
Después de tantos años de recortes, puede que no sepamos ni cómo nombrar eso que tenemos entre las piernas.
Y el entorno no nos lo pone nada fácil.
- ¿Con quién compartir la vergüenza de mearse encima?
- ¿A quién contarle que te duele la penetración?
- ¿Dónde hablar de orgasmos?
Los mandatos colectivos se vencen desde el colectivo. Es una carga insoportable para un solo cuerpo, aplasta.Pero, en comunidad podemos darle la vuelta.
Al nombrar y compartir sobre nuestro suelo pélvico se estimulan las áreas cerebrales que le corresponde. Gracias a la capacidad de adaptación de nuestro querido cerebro, esas áreas pueden actualizarse. Poco apoco se van creando nuevas conexiones que facilitan la integración de nuestros genitales en nuestro esquema corporal. Conexiones que aumentan la percepción y las sensaciones.
El silencio que rodea nuestras ingles viene acompañado de un zumbido que ensordece.
Las pocas veces que llega a nuestros oídos algo de información, suele ser negativa y determinante.
- Ir mojando las bragas (de pis) es normal, todo solucionado con las compresas para pérdidas de orina.
- Si no tienes deseo sexual, hay algo mal en ti.
- El placer femenino es secundario.
- Hablar de sexualidad es «sucio» o inapropiado.
- Los problemas del suelo pélvico son algo «normal» con lo que hay que vivir.
- La menopausia significa el fin de nuestra vida sexual plena.
Entre los pocos y negativos mensajes que recibimos en torno a nuestra pelvis, están los de la rama médica.
Recuerdo ir a mi médico de cabecera hace más de quince años, para consultar por el dolor que sufría en elcoito. Apenas le dio importancia, ni me remitió a ver a un especialista.
Recibo a muchas mujeres con experiencias similares o más desalentadoras.
Si el diagnóstico es de prolapso, lo más “normal” es que pases a una lista de espera al quirófano. Aunque las recaídas sean del 30% de los casos, aunque se seccionen nervios importantes en esa intervención.
Si se trata de un parto, controlarán e intervendrán por protocolo. Aunque la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) recomiende las mínimas intervenciones, aunque las estadísticasmuestren mayores problemas en parto y posparto en los países con mayor número de intromisiones médicas.
Si una sufre dolor en las relaciones sexuales, lo calla por vergüenza, porque piensa que su cuerpo está mal,que es culpa suya, o incluso, por creer que el sexo es así y no hay nada que hacer.
En sentido contrario recibimos mensajes desde la gran pantalla que nos transmiten la utopía de mujeres conectadas con su deseo sexual, libres y empoderadas, seguras de sí mismas y de sus cuerpos normativos. Mujeres satisfechas con los coitos mecánicos y multiorgásmicas.
En fin, parece que no debemos hacerle mucho caso a nuestro suelo pélvico, sólo cuando nos indique el médico para ponerlo al servicio del falo.
Hemos crecido aguantando, acallando esa parte interna que quiere alzar la voz, cuestionar lo aprendido. Esa parte sabia que anhela apropiarse de su salud y su sexualidad.
Es hora de romper el silencio y reconectar con tu hermoso cuerpo, diseñado para el placer con todos sus matices y colores.
En busca de esa utopía creé la comunidad de mujeres en Whatsapp, nos lo merecemos.
Un espacio de seguridad y libertad a partes iguales, donde compartir experiencias, donde aprender unas de otras.
Podemos transformar la vergüenza en empoderamiento y el silencio en celebración colectiva.
Únete a nosotras y descubre que no estás sola en este camino de autoconocimiento.
Además, aporto una propuesta semanal para el cuidado del suelo pélvico, en formato ejercicio o pauta en torno a nuestros hábitos. Es una forma fácil de tenerlo presente, un desafío para nuestro cerebro. Irárellanando ese hueco que corresponde a nuestra pelvis, vagina, vulva, clítoris, ingles.
Juntas es más fácil y dulce. En mi perfil de Instagram (@fisio_sexualidad_femenina) encontrarás las instrucciones para unirte de forma gratuita al grupo.
¡Serás bienvenida a la tribu de sabias pélvicas!
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