Ha llegado el verano, y con él, a muchos el despertar, la ilusión, las ganas… de pasarlo bien. Sea en la playa los días libres, disfrutando de vacaciones junto al mar o en la montaña, en casa, dedicándonos más tiempo al autocuidado, y, si añadimos el ingrediente del disfrute sexual, ¡mejor!
Sí, mucho tienen ya pareja, y lo disfrutan. Otros, empiezan nuevas relaciones estables en estas fechas. Y algunos más no se niegan a vivir experiencias eventuales, disfrutar de relaciones esporádicas, diversiones efímeras pero que, muchas veces, son inolvidables y que, quizás, no sean sólo con fecha de caducidad.
Hace calor. Queremos disfrutar. Podemos encontrar y conocer gente nueva en el bar, en actividades grupales, en el chiringuito de la playa, en el restaurante donde celebran fiestas, en los pubs, discotecas, en eventos promocionados a través de las redes, en fiestas de amistades…y no sólo, como siempre ocurre, llamando a las exparejas o examantes con los que nos lo pasamos bien en su día (aunque si es lo que se desea…). Que fuese sólo online, hablar por teléfono, videochats, vale. Aunque si optamos por la relación en persona, es cierto, puede que no sea lo esperado, pero puede que sea posible que resulte aún más placentero, ¿o no?
¿Y qué hacemos? Pues sí, nos vemos con otras personas para disfrutar. Nos vemos para tener orgasmos, para vivir la sexualidad, para disfrutarla en compañía y no siempre solo/as o vivir en abstinencia. Siempre preguntando, si se desea lo mismo, con consentimiento, y poner en práctica nuevos juegos.
Y en verano siempre apetece quitarse más la ropa, jugar a más juegos, descubrir si los nuevos avances sexuales y propuestas que hemos estado leyendo en L’ Erotheque los podemos experimentar con alguien más, desempolvar juguetes sexuales, probar nuevos sabores y texturas de preservativos del mercado, realizar dietas apropiadas que incluso permitan el disfrute sexual sin jugarse la salud (ayunar, y las dietas exclusivas de sólo fruta, sopa, líquidos o alcohol y otras drogas no son las adecuadas- aunque conjugarlo con más alimentos, por supuesto- ) y, por qué no, participar, si se desea, en esas fiestas sexuales en conjunto con amigos, conocidos o desconocidos que se organizan en x sitios, o frecuentar el lugar donde uno/a puede estar desnudo/a frente al mar con alguien más de noche y disfrutarlo. Noches de eterno sexo en los días libres, bailes eróticos, nuevas poses sexuales, repetir lo que tanto gusta, ropas especiales, experimentar aquellas fantasías salvajes sexuales de forma legal en alguna habitación privada, o quién se atreva, realizar alguna “travesura” planteada de hace tiempo… El uso de drogas, no os lo recomiendo especialmente a las mujeres (ni el café o coca cola que a veces os puede afectar) pero si alguien saborea una copa de su gusto con la pareja antes de la relación sexual (o encuentros) de forma saludable, sin mezclar con medicamentos, ¿por qué no? Tener la confianza de decir lo que se gusta, abrirse a experimentar si se desea y que no sea una obligación, aunque, no por ello, olvidarse de cumplir una misma reciprocidad sexual, disfrutando, o, si no es el caso, ser capaces de comunicarlo y saber en qué seguir, cambiar, parar.
Resulta interesante vivir una aventura en pareja con los simples encuentros sexuales si es lo que se desea, sean más o menos variados. También podemos vivir una relación más cotidiana de no sólo sexo yendo también de excursiones, salidas culturales, ejercicio conjunto, restaurantes, bares, conciertos, cines, festivales, etc. Y, si hay confianza y mentalidad libertina, hasta proponer a tu “pareja” relaciones abiertas con otras personas, a la vez, sin que nadie sufra, y vivirlas juntos o por separado, en aquel bar liberal o en esa fiesta “especial”. O, quién sabe, incluir el romanticismo en la relación, si surge ese sentimiento…
La idea es disfrutar. Sea exclusivamente de forma sexual, como si es algo más: no hacerse daño, ni maltratar, ni humillar, ni llegar a dramas y “odios” evitables. Si algo no funciona, decirlo, si se puede arreglar, solucionarlo, pero si no, dar la libertad. Y ser claros/as con lo que se quiere y pretende, desde el inicio, poner los límites, informar si algo cambia sentimentalmente como en la relación para no ser o hacer daño, incluso los deseos de ruptura, cuando sea inevitable o cuestionable, y evitar caer en una verdadera “relación tóxica” o, si se quiere, de continuidad, porque, ¿quién sabe? Puede que no sea sólo una simple aventura de verano.
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