La tecnología llegó para quedarse y evolucionarnos. Desde plataformas como Facebook o WhatsApp, entre otras, hemos accedido a la comunicación a distancia, conociendo personas y manteniendo contactos con la facilidad de un click.
Internet ha sido un tema de discusión por sus ventajas y desventajas; y en este caso el plano amoroso no se escapa de dicha realidad, ya que muchos aseguran que la tecnología, los móviles y las aplicaciones han generado un incremento de los conflictos de pareja y hasta separaciones.
Y es que ahora los problemas por infidelidad han alcanzado la versión 2.0. Tanto para hombres como para mujeres el acceso a la comunicación digital ha facilitado los reencuentros con personas del pasado y también ha superado los límites de la distancia, logrando poder hablar y compartir fotos y videos con personas que están en otros países o que están en la misma localidad pero cuyo encuentro físico se ve obstaculizado.
Esta nueva modalidad de encuentros sociales permite a las personas vivir una especie de doble realidad, ya que se puede compartir aspectos de uno mismo sin ser observado, o sin el temor de ser juzgado por el otro de forma relevante. Podemos falsificar nuestra identidad, compartir fantasías perversas o que con nuestra pareja no se ha logrado por vergüenza, tabú u otro motivo. Las relaciones en modalidad virtual facilitan los falsos argumentos, crear una imagen falsa (como ser soltero) y elimina los compromisos asociados a la convivencia o las relaciones formales.
Las relaciones extras por la tecnología, generan controversia tanto como en quien la practica como en quien resulta “víctima”. Para quienes practican este tipo de infidelidad suelen considerarlo como inofensivo, ya que opinan que puede darle fin en cualquier momento sin dejar secuelas, o bien lo toman como un juego donde nadie sale perjudicado (si la pareja no se entera) apoyándose en razones como que lo que allí han escrito no siempre lo han sentido. Y por su parte quien descubre una relación extra virtual por parte de su pareja, a veces se ve en el dilema de si es algo tan serio como para poner en duda la continuidad de la relación… ¿y por qué no? Es posible que quien toma el rol de amante se cuestione si la relación será duradera o trascendental.
Indiscutiblemente el principal factor para determinar si el comportamiento de su pareja puede ser considerado una infidelidad es definir y delimitar la relación; es decir la exclusividad.
La fidelidad hace referencia a ese pacto implícito o explicito entre una pareja en la que se comprometen a ser leales, sumando confianza y respeto entre ellos. Es importante destacar que la traición que se puede sentir, no solo viene dada por connotaciones sexuales o de pasión, sino también por la confianza de contar asuntos personales y hasta pedir consejos a un tercero y no a su pareja formal.
Hay quienes no se consideran infieles por escribirse con otro a quien solo suelen contactar por una pantalla, mientras no exista un encuentro real y sexual; sin embargo la fidelidad implica el compromiso de respetar al otro y la decisión voluntaria de actuar afectiva y sexualmente de forma exclusiva.
Es por eso que este comportamiento, en vista de que se ha tornado común, se ha infravalorado; ya que realmente si influye en la estabilidad de la pareja puesto que coquetear, mostrar insinuaciones, solicitar imágenes o incluso tener sexo virtual corrompe el pacto de lealtad que asumió la pareja; y es que además la Infidelidad on-line puede conllevar al inicio de relaciones con la posibilidad de terminar en encuentros casuales, físicos y permanentes; es decir, abre la puerta a las tentaciones, a la fidelidad “real”. El hecho de que él o la amante sean de forma virtual, no le resta importancia al dolor, la decepción y la traición que se está ocasionando.
Pero no solo son las apps y páginas web quienes se cruzan el camino de la fidelidad y el amor, sino que los avances en los Smartphone con el uso de la cámara, videollamadas y GPS se pueden convertir en herramientas para espiar o cazar a la pareja sospechosa, provocando múltiples panoramas de disputa.
En todo caso es necesario mencionar que la infidelidad es un problema que está en crecimiento y que es alta y latente la probabilidad de que una relación se enfrente a este escenario; por lo tanto es más importante aún estar preparados.
Desde esta óptica, cuando se está involucrado en una relación amorosa, la primera recomendación que se ofrece es definir qué tipo de relación tienen y cuales con los límites de lo permitido, y para lograr esto es clave la comunicación abierta, sincera y oportuna.
Cuando una relación data de años de duración existe mayor probabilidad de que aparezcan las tentativas de la infidelidad, por experimentar algo nuevo y salir de la rutina; además si existen problemas de fondo (discusiones frecuentes, falta de comprensión, maltrato, diferencia de intereses) esto se convertirá en un motivo para terminar enredado en un romance virtual. Entonces bien, una vez que se ha detectado esta conducta será clave revisar si algo estaba mal en la relación y si puede mejorarse para continuar en pareja.
Una infidelidad de por sí genera desconfianza en las palabras y en las acciones de la persona, y si le sumamos la tecnología es posible que el solo hecho de que esté concentrado en la pantalla o tenga clave para su acceso sea motivo de discusión. Si descubres que te has convertido en una persona conflictiva, suspicaz, malhumorada, esquiva o triste, atenta y espíando de forma compulsiva de las redes sociales, es recomendable buscar ayuda para lograr la aceptación, el perdón y autocontrol, mejorando los pensamientos respecto al tema y beneficiando la actual relación de pareja o las próximas.
Para quien ha cometido la transgresión también se recomienda una evaluación de su comportamiento en la relación, en torno a la comunicación y su satisfacción personal, sin dejar de lado la posibilidad de adicciones al sexo, búsqueda de aprobación, entre otros causantes a una posible futura repetición de la infidelidad 2.0.
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