Tenemos asociada esta especialidad sanitaria con las clases de preparación al parto o la recuperación posterior. Doy gracias por ello, al menos vamos apareciendo, aunque sea en un escenario tan limitado.
Me juego mi biblioteca (la cual amo casi más que a mi perrita) a que has crecido escuchando “cariño, el martes tienes cita con el dentista, para revisión”. Y que jamás has escuchado algo como “cariño, ¿cuánto hace que no revisas tu suelo pélvico?”.
Seguro que has ido a revisiones rutinarias al dentista decenas de veces, sin cuestionarlo, a pesar de lo incómodo que es estar en esa silla de tortura, con la boca abierta y sin poder responder esas preguntas que te hace el dentista mientras te explora.
Me parece importante aclarar esto primero, que el entorno en el que hemos crecido no ha facilitado los cuidados ni la atención que nuestro suelo pélvico merece.
El entorno además nos lleva a la negación. ¿Cómo negar que tu suelo pélvico existe? Con mensajes facilones y persistentes, como “si te meas, compra estas cómodas y finas compresas para incontinencia”, “si la regla te duele, toma ibuprofeno”, “si no tienes orgasmos, fíngelos”, “si notas que algo se te sale por la vagina, a quirófano y listo”.
Nuestro suelo pélvico no lo tienen nada fácil. Pero, tranquila, cada vez somos más las fisioterapeutas que nos especializamos en suelo pélvico y estamos aquí para darle buena vida a tu periné.
Muchas veces no sabemos en qué momento acudir a una profesional del suelo pélvico o para qué. Atenta, te cuento cuáles son las señales de alarma que deberían llevarte a priorizar tu cita pélvica.
Señales de alarma
#1 Mojas las bragas
No existe ninguna incontinencia fisiológica, no es normal ni tenemos por qué resignarnos a las compresas de por vida. Da igual que hayas tenido diez partos, que estés menopáusica o que hagas deporte de impacto.
La incontinencia no es normal. Y tiene solución, en un 99,9% de los casos.
Si te identificas con esta humedad, hagamos un ejercicio de contabilidad. Calcula el dinero que llevas gastado hasta ahora en compresas o salvaslips… y lo que gastarás hasta el fin de tus días. Te aseguro que el tratamiento fisioterápico va a ser más barato.
#2 Sientes un peso “ahí abajo” que antes no estaba
Se llama prolapso y se trata de un órgano pélvico que desciende. Puede ser el útero, la vejiga o el recto.
Claro que hay casos muy graves en los que el quirófano es justo y necesario. Pero, en consulta podemos y debemos trabajar para remitir ese prolapso y todos sus síntomas.
Muchas veces la cirugía no es la solución, resulta que después hay recaídas (porque el suelo pélvico sigue sin tener la capacidad de sostener esos órganos) o aparecen los malditos efectos adversos (como lesiones en la parte final de nuestra columna, donde suelen fijar la malla de sostén).
#3 Abres la caja de ibuprofeno en cada menstruación o en cada penetración
Querida, dejemos de normalizar el dolor.
El dolor nos está avisando que algo no va del todo bien. Puede que sea un desajuste hormonal, puede que tengas un exceso de tono en tu suelo pélvico o que la musculatura sea muy reactiva y eso provoque dolor al estimular la zona. Pueden ocurrir otras muchas cosas, que podemos investigar, descubrir y seguramente tratar en consulta. Si no es así, podemos derivarte a otra profesional que te ayude a despedirte de ese insufrible dolor, o al menos, bajarle la intensidad todo lo que se pueda.
#4 Te resulta difícil o imposible alcanzar el orgasmo
Cada vez conocemos más y mejor cómo funciona nuestra pelvis en relación directa con nuestra sexualidad.
En consulta podemos desgranar qué está ocurriendo y acompañarte a mejorar esa capacidad de placer y gozo de tu cuerpo serrano.
#5 Te excitas y sigues seca
La lubricación natural puede verse afectada por diferentes motivos. Y no, tampoco queremos que te conformes con el uso de lubricantes de por vida, por muy variados y atractivos que sean. Quiero que los uses cuando quieras, no por estricta necesidad.
A través de sencillos ejercicios podemos aumentar la lubricación natural.
#6 Alzas la bandera de las estreñidas
La zona anal también forma parte de tu suelo pélvico. Además de abordar lo nutricional, desde la fisioterapia valoramos y trabajamos ese esfínter anal para que ir al baño sea un placer más del día a día.
Mi querida amiga, la neurociencia, quiere decirte algo más. Es importante.
“Lo que no se nombra, no existe.
Lo que no se siente, tampoco.”
¿Puedes imaginar la parcela que ocupa tu suelo pélvico? …
Nuestro cerebro se adapta constantemente, incluso en la vida adulta. Tiene la capacidad de moldearse en función de lo que recibe. Por ejemplo, si le pones atención a tu pelvis, estimulas la zona y le das movimiento del bueno… tu cerebro se irá adaptando, ampliando su pequeña parcela hasta conseguir un palacete. Tiene la capacidad de moldearse en función de lo que recibe.
¿Y eso en qué te afecta? Mejorará tu capacidad de percibir las sensaciones que vienen de tu pelvis, aumentará tu capacidad de placer, ampliará su capacidad de sostén y enriquecerá todas las funciones que le atañen.
En resumen, te recomiendo visitar a tu fisio de suelo pélvico estés en la etapa en la que estés, aunque no tengas ninguno de los síntomas de alarma. Seguro que podemos aportarte algo, quizá sea sólo información. Pero resulta que la información es poder. Conocer cómo funciona tu periné puede darte mucha autonomía, mucho power.
Y, si te identificas con alguna de las situaciones que te he contado, ni lo dudes, porque si no hacemos nada, esos síntomas sí o sí irán a peor.
Te aseguro que nuestra consulta es mucho más cómoda y disfrutona que la del dentista (no es nada personal). La mía en concreto es en el salón de tu casa, atiendo on-line. No hace falta ni que te quites el pijama. Si tienes dudas o quieres saber más puedes agendas conmigo una cita telefónica gratuita de 30 minutos a través de este link.
Salud pélvica, queridas.