¿Será verdad que si no tenemos un fetiche sexual es porque todavía no hemos explorado lo suficiente? Arola Poch, en artículo reciente para L’Erotheque, explora esta idea, y es que el desconocimiento y las creencias limitantes son ese freno a la hora de experimentar el universo de estímulos tan diversos como excitantes que los fetiches tienen para sumar a nuestro arsenal sexual. La curiosidad es el punto de partida, aquí te explico por qué – en materia de fetichismo – debes seguirla.
¿Qué es un fetiche?
Un fetiche es un objeto o una parte del cuerpo no asociada al sexo que enciende el deseo sexual. La connotación erótica del fetiche viene dada exclusivamente por el sujeto, quien lo dota de un significado.
El hecho de que muchas personas puedan tener el mismo fetiche se explica a través factores socioculturales, donde ciertos grupos de individuos pueden conectar con la idea de erotizar cierta cosa o parte del cuerpo, al tiempo que buscan crear comunidades en torno a estos gustos, cosa que el internet ha facilitado.
Uno de los fetiches más frecuentes de los hombres son los pies femeninos y los zapatos de tacón alto, ambos han sido estudiados desde distintos marcos teóricos, por ejemplo, Freud aludía la asociación erótica a que el niño pequeño, que gatea o está en su cuna, se calmaba inconscientemente al ver llegar a su madre, percibiendo en un primer instante sus pies. Foucault, da una explicación más socio histórica, con raíces en la época victoriana donde pies y tobillos femeninos se cubrían celosamente y la sola mirada furtiva de los mismos era una invitación a la intimidad. Por ser los hombres más visuales, la mayoría de las investigaciones sobre los fetiches se han realizado desde su mirada.
Eliminando tabús
Cuando para experimentar placer es indispensable el uso de un fetiche estamos hablando de una patología llamada fijación del estímulo sexual, que por lo general se suele adquirir durante el proceso de experimentación sexual de la adolescencia. El fetichista patológico deshumaniza la experiencia sexual pues se enfoca únicamente en un objeto o parte del cuerpo al servicio de su placer sin ver el contexto emocional de la persona con la cual comparte la experiencia íntima, llevándola a una suerte de cosificación.
Otra forma de vivirlo es como parte de tu repertorio erótico, ya que si el fetiche forma parte de esa variedad de estímulos eróticos que activan tu deseo sexual se considera un gusto o una preferencia. Explorar los fetiches puede ser muy placentero y divertido, es una puerta a descubrir nuevas sensaciones, forma parte del autococimiento de tu sexualidad y, al compartirlos con tu pareja, descubrirás una herramienta para desarrollar complicidad en la intimidad.
El fetiche puede ser cualquier cosa: el ambiente, el cabello, el olor de un perfume, el olor corporal, la lencería, la textura de una tela, los vellos, un uniforme, la barba de tu amante…seguro ya pensaste en uno a varios…y lo irás descubriendo mientras vayas trazando en tu memoria eso que enciende tu pasión y te impulsa a expresar tu yo más sensual y erótico.
La clave es…¡explorar sin miedo!
La imaginación es un elemento indispensable en la sexualidad, en especial para las mujeres. Cuando hablamos de la sexualidad femenina, el sentido, el significado, la historia detrás son factores que abren la puerta a la exploración, es por ello que la literatura erótica es esa herramienta que nos da el empujón de atrevernos a hacer realidad algunas de esas fantasías que despiertan nuestra curiosidad.
Todas recordamos las sagas de 50 Sombras de Grey (E.L. James) y Pídeme lo que Quieras (Megan Maxwell) como una exploración del mundo BDSM, sin embargo, los fetiches habían sido poco tratados dentro de la literatura erótica hasta ahora, cuando Mimmi Kass, referencia en España, nos presenta su exploración de este universo de estímulos en la trilogía Fetiches: Despertar (Fetiches I), Decisión (Fetiches II) y Liberación (Fetiches III).
Los libros nos cuentan la historia de Carolina, una mujer súper ocupada que enfrenta – por su adicción al trabajo – el abandono de su pareja. Su encuentro fortuito con el aventurero Martín durante una tarde de compras en Madrid es el punto de partida de un viaje sensual de placer ilimitado a través de los fetiches…pero luego aparece otro hombre, Oscar, para sacudirlo todo y llevar a la protagonista a una encrucijada donde deberá tomar decisiones.
Fetichismo es solo una invitación a descubrir nuevas rutas de placer que sean muy tuyas, así que a vencer el miedo yendo despacio, descartando aquello que no sea para ti y explorando más a fondo aquello que sí, e integrando esos estímulos que vayas descubriendo para sentirte una diosa erótica ¡en tus propios términos!
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