Hay personas, especialmente mujeres, que parece que anteponen todo al sexo. Nunca tienen tiempo de tener una vida sexual activa. Para estas personas el sexo no es algo prioritario en sus vidas o eso parece.
Lo primero y más importante es conocer que cada mujer, y persona, es única y su manera de vivir la sexualidad también lo es. Para algunas puede ser algo imprescindible en sus vidas, para otras puede ser que, por circunstancias personales, no tengan esa necesidad o que estén en un momento de su vida en el que hay otros asuntos más prioritarios en su día a día.
¿No tener ganas de sexo es indicativo de algún problema?
El apetito sexual es el interés a tener sexo, ya sea de forma individual, con la masturbación, o de forma compartida con otra u otras personas. A este deseo lo llamaremos libido. Un error muy común es pensar que el apetito sexual aparece de una forma espontánea cuando no siempre es así. Hay ocasiones en las que tendremos que trabajarlo para que surja.
El deseo lo dividimos en primario y en secundario. La falta de deseo sexual primario ocurre en aquellas personas que nunca han sentido deseo sexual o este deseo ha sido siempre muy escaso. Para ellas el hecho de no tener ganas no les supone un problema, ya que el placer y las satisfacciones vitales las obtienen de otras actividades. En cambio, cuando hablamos de deseo secundario, estamos refiriéndonos a personas que tenían apetito sexual, pero que en algún momento de sus vidas lo pierden. Esto puede afectar más o menos a la persona, como todo depende de las circunstancias personales. No supondrá un problema si la persona no lo ve como tal.
Pero, ¿a qué se debe que se pierda el deseo sexual antes existente? Esta falta de ganas o ausencia de libido puede ocurrir por múltiples factores que variará según diferentes motivos y circunstancias personales. Entre las variables más comunes encontramos:
- La rutina o el aburrimiento en la relación. Cuando empezamos una vida en pareja, nuestro cuerpo produce una serie de sustancias como la dopamina, las endorfinas y la serotonina que nos hacen sentirnos bien, esto hace que tengamos ganas de repetir la experiencia y busquemos tener más relaciones sexuales. Con el tiempo este sentimiento se desvanece como si el cuerpo olvidara más fácilmente el placer experimentado durante cada relación. Esto ocurre con frecuencia en las mujeres ya que en nosotras el deseo está más ligado al factor hormonal y los cambios de ciclo. Los días previos y durante la menstruación aumenta la progesterona que nos puede disminuir el deseo de tener relaciones y que acabemos postergando el sexo
- Una relación de pareja conflictiva o insatisfactoria; en caso de tener una relación insatisfactoria lo primero que se suele observar es la falta de ganas de tener sexo. Por ejemplo, en el caso que haya habido una infidelidad, la falta de deseo aparece desde la falta de confianza y de malestar de la experiencia. Ante los conflictos, es muy importante trabajar la comunicación para poder hablar de lo que nos afecta en nuestra convivencia como pareja.
- Vincular el sexo a una experiencia desagradable o dolorosa del pasado, como que haya habido abuso sexual. En este caso es importante poder recibir ayuda de un profesional para poder a retomar la confianza y ser las protagonistas de nuestro placer.
- Un estado emocional negativo; en situaciones de agotamiento o de mucho estrés, la libido será inexistente o estará por los suelos. La depresión, la baja autoestima también nos puede afectar mucho en las ganas de sexo.
Trabajar el deseo sexual
Aunque vemos que la falta de ganas puede deberse a múltiples factores y momentos del ciclo vital, esto no significa que tengamos que vivir una vida sin sexo. Si queremos despertar y aumentar nuestro deseo hay diferentes formas y técnicas.
Es importante que observes los estímulos que desencadena tu deseo sexual y así averiguar desde donde surge esa inapetencia, para ello es necesario que te prestes atención y explores desde tu libertad. Si es necesario acude a una psicosexóloga para ayudarte a encontrar el origen del problema
Para que el sexo tenga la importancia que deseas es necesario dedicar un tiempo y un esfuerzo a ello:
- Intenta salir de tu zona de confort. Reserva en tu agenda un momento a la intimidad, date tiempo y disfruta sin prisas y de forma consciente de lo erótico sin más pretensión que pasarlo bien.
- Si tienes pareja, busca un tiempo en la agenda semanal para cultivar el deseo. Es importante comunicarse sin exigir.
- No tengas reparos de de tocarte, conoce tu cuerpo, o que te gusta, lo que te excita
- Expresa lo que gusta, atrévete a pedirlo, aprende a comunicarte, negocia las condiciones para que surja el deseo, huye de las relaciones tóxicas.
- Cuida tu cuerpo y tu salud, una buena condición física te puede ayudara a incrementar el deseo, ya que mejora el estado de ánimo.
- Trabaja el estrés. Una vida estresante nos conducirá a tener una baja libido y a postergar el sexo. La meditación, el yoga, el mindfulness nos ayudará a la gestión del estrés.
Como conclusión, diremos que la falta de apetito sexual no tiene porque ser un problema, si la persona no lo identifica como tal. Pero en el caso que le pueda provocar malestar o sea el síntoma de un conflicto no resuelto, es necesario poder trabajarlo, así como las causas que lo provocan. No hacerlo puede perjudicar nuestro bienestar e incluso nuestra salud.
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