La ciencia no para de evolucionar, y la ginecología es una especialidad que no escapa a esta realidad. De sanar patologías del útero y los ovarios, la ginecología moderna a ampliado su rango de acción al tratar también la vulva y la vagina con fines estéticos y funcionales, sobre todo frente a los cambios propios de la menopausia, con el objetivo de regenerar los tejidos, optimizar su función para el placer y hacer de la intimidad una experiencia gratificante durante toda la vida.
El dolor y la incomodidad durante el sexo no es normal, aunque mujeres de otras generaciones se hayan empeñado en atribuirlo al postparto, o a “la edad”. Los tratamientos médicos son la clave y nuestra curiosidad es inevitable en torno a este tema, por eso te traemos todo lo que debes saber para que te aproximes a estos nuevos tratamientos con pie firme.
Enfoque Integrativo
En pleno siglo XXI todavía cuesta hablar de violencia obstétrica, pero este secreto a voces en una realidad que se conversa, aún con vergüenza, entre amigas. Un parto vaginal con episiotomía, que son los cortes que se hacen para facilitar la llegada del bebé, deja cicatrices que causan dolor durante el coito, este es uno de los casos que se trata con la ginecología regenerativa.
No menos importante, incontinencia urinaria, prolapsos, sequedad vaginal, pérdida de elasticidad en los tejidos, son otras condiciones que son abordadas con protocolos médicos que van desde inyecciones de plasma rico en plaquetas para mejorar los tejidos gracias a los factores de crecimiento, aplicación de tejido graso de la propia paciente y técnicas como láser CO2 que estimula la producción de colágeno y elastina natural, micro inyecciones de ácido hialurónico, radiofrecuencia y fotodinámica.
La mirada no sólo se pone en resolver el problema que genera el malestar sino en fortalecer la salud íntima y la autoestima femenina – sobre todo en la esfera sexual – y con ello el bienestar emocional.
El reto de la menopausia
Los cambios que experimenta nuestra genitalia durante la menopausia se resumen en una entidad clínica denominada síndrome genitourinario, un conjunto de signos y síntomas que incluye atrofia vulvovaginal y de las vías urinarias, derivada de la falta de estrógenos. Se estima que en España lo sufre hasta el 90% de las mujeres menopaúsicas entre 55 y 75 años de edad.
Mientras que la vagina pierde elasticidad por la falta de estrógenos, la vulva – labios mayores, menores, clítoris y entrada de la vagina – experimenta menor turgencia y vascularización, debido a la disminución de la circulación sanguínea, pudiendo hasta disminuir su tamaño, lo que afecta que se produzca la lubricación natural necesaria para el disfrute de la intimidad.
Al tiempo que se experimentan cambios en los tejidos de la vulva y la vagina también se afecta la microbiota que protege todo el ecosistema íntimo y lo defiende de microorganismos patógenos, esto predispone, no sólo al ardor y al dolor durante el coito, sino también nos hace más propensas a infecciones vaginales y urinarias
En algunos casos, a la atrofia vulvovaginal se le suma incontinencia urinaria, porque también se afectan los tejidos de soporte del suelo pélvico.
En el tratamiento de la atrofia vulvovaginal, que se aplica en forma de un protocolo personalizado con láser, plasma rico en plaquetas y otras técnicas, también se evalúa el efecto que pudiera estar causando en la zona íntima el uso de fármacos como antihipertensivos y antidepresivos, así como otras condiciones de salud que pudiera estar atravesando la mujer.
Enfermedades invisibles
El liquen escleroso vulvar es una enfermedad inflamatoria, crónica y de causa desconocida que es infradiagnosticada. Se trata de lesiones dolorosas que aparecen en el área ano genital, y que tienen dos momentos vitales en los que puede manifestarse, la pre adolescencia y la peri – post menopausia.
El síntoma más característico del liquen escleroso es el picor, seguido del dolor durante las relaciones sexuales, algo que afecta la calidad de vida de la mujer que lo padece.
Hasta ahora había sido tratado sólo para mejorar los síntomas con corticoides tópicos, algo no exento de efectos secundarios. Con protocolos de ginecología regenerativa basados en sesiones de láser y plasma rico en plaquetas, obtenido de la sangre de la propia paciente, se han obtenido resultados muy alentadores que detienen la progresión de los síntomas.
Otra patología subdiagnosticada es el vaginismo, la contracción involuntaria de los músculos vaginales que llega a hacer de la penetración un acto casi imposible, caso que esta aproximación ginecológica propone tratar con micro inyecciones de toxina botulínica para lograr una relajación natural de los músculos.
Cicatrices dolorosas
Bien sea por desgarros o cirugías relacionadas con el parto como la episiotomía, por una enfermedad como el cáncer o por algún evento adverso durante la menopausia, una cicatriz genital puede tornarse dolorosa generando incomodidad al momento de la penetración.
En estos casos el protocolo de tratamiento regenerativo apunta a aplicación de miroinyecciones de ácido hialurónico, sustancia que mejora la capacidad de retención de agua en los tejidos, así como la aplicación de plasma rico en plaquetas y láser. Los resultados son muy buenos y el efecto es perdurable en el tiempo.
Síndrome de hiperlaxitud vaginal
La musculatura del piso pélvico se puede debilitar debido al embarazo y al parto, lo que afecta el grado de satisfacción general durante las relaciones sexuales y también la aparición de gases vaginales, cuadro de síntomas al que también puede sumarse la incontinencia urinaria leve.
Este síndrome lo pueden sufrir mujeres jóvenes desde el post parto o los síntomas puede aparecer después de la menopausia.
La solución que propone la ginecología regenerativa es la rehabilitación del piso pélvico a través de fisioterapia con ejercicios hipopresivos, y protocolos de láser complementario de acuerdo al caso.
No te acostumbres al malestar sexual
Las soluciones que nos ofrece la ginecología regenerativa son mínimamente invasivas y sus resultados son efectivos para tratar esos malestares que nuestras madres y abuelas asumían eran parte la experiencia femenina, ¡y que hoy sabemos que no lo son!
Merecemos disfrutar de una vida donde el placer sexual no tenga fecha de vencimiento así que no existen razones para acostumbrarse a la incomodidad, sólo miedo y dudas que la información que te entregamos te ayuda a disipar.
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