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Sanar desde el Placer

Todas tenemos heridas de infancia y traumas que sabotean nuestra capacidad para amar. El placer puede ser el camino de la sanción.

Ysabel Velásquez

Todas tenemos heridas de la infancia y traumas que nos afectan – y por lo tanto, condicionan – en nuestra vida adulta. Estos dolores sabotean nuestra capacidad para amar de forma consciente y sana, y nos hacen dudar de que, además de dar nuestra atención y cariño, también merecemos recibir afecto, amor y placer.

Lo vivido muchas veces no se recuerda porque el cerebro nos protege del dolor agudo, pero igualmente se almacena en el inconsciente y lo expresamos en conductas que nos bloquean, enfermedades o patrones románticos repetidos que, copiando o compensando la historia de papá y mamá, insisten en llenar nuestras carencias de formas poco sanas.

El placer es un camino de sanación poco explorado en occidente. Sin embargo, los recientes hallazgos científicos dan cuenta que los métodos propuestos por las enseñanzas tántricas hace milenios son efectivos. El placer tiene poder para restaurar mente y cuerpo, y sanar heridas profundas del alma ¡Aquí te contamos cómo!

El tantra y la ciencia al servicio del alma

En la actualidad, la ciencia da cuenta de la plasticidad del cerebro, es decir, su capacidad para crear nuevas redes neuronales que nos alejen del dolor del trauma, resignificándolo para que no vuelva a emerger. Esto es posible gracias al neurotrasmisor del placer, la dopamina, el neuroquímico del amor oxitocina y el analgésico natural endorfina. Así que toda conducta de conexión profunda con el amor y el placer es como un remedio benéfico. Esta es la base de la sanación de la causa primigenia de todas las experiencias traumáticas. Así volvemos a reconectar con nuestra alma, nuestro verdadero yo, a sentirnos completas y cómodas en nuestra propia piel.

Esta verdad, contada de manera espiritual, ya era parte de los tratados tántricos, donde a través de procesos del cuerpo se volvía a la esencia del sentir y del no pensar. Ese espacio vital sagrado, donde somos energía, donde todo aquello que ha sucedido es integrado y aceptado. Esto permite despojarnos del poder negativo de los recuerdos y de las memorias traumáticas inconscientes para impulsarnos a desarrollar una mejor versión.

El cuerpo tiene memoria, es un hecho comprobado por la ciencia que todos los acontecimientos dolorosos o traumáticos tienen una impronta en el cuerpo. El psiquiatra holandés Vessel van der Kolk, autoridad mundial en el manejo del trauma y autor del libro El cuerpo lleva la cuenta (2015) explica que el sentirnos seguros en presencia de otros es indispensable para la salud mental, y aplica procesos milenarios como yoga y meditación – tal como los maestros tántricos recomendaban – para sanar esa red neuronal que mantiene a la persona en un modo de supervivencia.

Si en la infancia vivimos una situación desagradable en la que no pudimos expresarnos, esa emoción se queda con nosotros. Para el Tantra tenemos cinco cuerpos: físico, mental, emocional, energético – o energía vital- y espiritual. Las emociones no gestionadas se quedan estancadas en el cuerpo emocional, generando un dolor que puede permear al cuerpo físico causando enfermedades. El cuerpo mental, que es nuestro cerebro analítico, nos ayuda a comprender lo sucedido, si podemos recordarlo, pero esto no permite sanar la herida por completo, por eso es necesario trabajar sobre los cuerpos físico y energético, con nuestra propia energía vital, que es el vehículo para disolver ese dolor.

Si la herida está específicamente en el área sexual, el placer es la vía natural para sanarla. Desde las memorias de abuso hasta las creencias limitantes sobre lo que deben ser y sentir hombres y mujeres en la intimidad, heredadas de la cultura, son memorias dolorosas que limitan el disfrute. Para la mujeres, estas heridas, ancladas en emociones de culpa y miedo, pueden expresarse como dificultad para excitarnos, coito doloroso, vaginismo, falta de deseo sexual, y en casos más extremos, una desconexión total con su propia sexualidad.

De la misma manera que el cuerpo tiene memoria para el dolor, tiene memoria para el placer. Placer y dolor son dos extremos del mismo continuo, mientras que el dolor nos protege de una amenaza y nos motiva a huir, el placer nos impulsa a actuar y el gozo profundo nos reconforta, libera y expande.

El gozo profundo nos reconforta, libera y expande. Foto: Pexels/Andrea Piacquadio

Gozo sanador

Las herramientas de sanación placentera que propone en Tantra permiten conectarse de forma natural con el presente a través de los cinco sentidos, sin caer en patrones previos, lo cual crea nuevas rutas neuronales para ver, sentir y vivir nuevas experiencias, sin divagar entre el pasado y el futuro.

Sin embargo, es importante acotar que no todo placer es sanador. En la actualidad estamos expuestos a placeres artificiales, como el consumo en exceso de alcohol, azúcar, comida chatarra, redes sociales y pornografía, todas meras evasiones externas que no honran la energía sagrada de lo que somos como seres humanos.

En las interpretaciones modernas de la sabiduría tántrica, sanar desde el placer conjuga elementos como la música, la meditación en movimiento, la activación de la energía Kundalini, alineación de Chakras, masaje tántrico – que puede incluir el masaje genital de yoni y lingam – y la meditación para acceder a un estado profundo de consciencia donde somos una con el universo (Mahamudra).

El masaje tántrico se basa en la conexión del sistema nervioso central a través de la piel. Sentimientos, emociones y experiencias son palpadas y vividas por nuestro cuerpo. Un terapeuta formado en estas técnicas es capaz de liberar memorias desagradables y disolver bloqueos que causan malestar a través de toques intencionados en los Chakras – puntos energéticos – para sanar, que permiten activar la energía Kundalini. En el proceso, la mente y el ego se apartan para recobrar el equilibrio interno.

El resultado del uso de estas herramientas es la sanación del alma. Son procesos donde volvemos al estado de armonía, plenitud y amor. La sanación a través del placer es un proceso conmovedor donde el dolor se transforma en agradecimiento por la experiencia y se libera del cuerpo, el trauma queda atrás y da paso a la expansión de tu propio ser desde su verdadera naturaleza, pura y auténtica.

Otra esfera de la sanación tántrica es la experiencia del placer sexual consciente y conectado. El sexo es la experiencia de Flow – flujo – que libera dopamina y oxitocina de forma natural, potentes neuro trasmisores de placer y apego seguro que ayudan al cuerpo a regresar a su estado de equilibrio y autorregulación. El sexo sano, positivo, que sigue el principio tántrico de honrar la propia energía y la del otro es una experiencia sagrada y transformadora, y – en sentido más profundo – un camino espiritual.

Visualización tántrica

Aquí te dejo un ejercicio de sanación tántrica que puedes realizar en casa:

  • Siéntate con la espalda recta en posición de loto.
  • Pon una música instrumental agradable que acompañe tu meditación.
  • Cierra los ojos.
  • Concéntrate en la respiración, inhalando por la nariz, reteniendo el aire en el abdomen y exhalando por la boca.
  • Imagina que estás contemplando una puesta de sol.
  • Siente el placer y la calidez de los rayos del sol y localízalos en una zona de tu cuerpo.
  • Esta sensación agradable no sólo se queda en tu cuerpo físico, va más allá y se expande por todo tu ser, llegando a tu alma.
  • Esta energía sanadora hace que te sientas ligera y que todo el peso de tus traumas desaparezca.
  • Abre los ojos lentamente, toma tres respiraciones profundas y agradece esta experiencia de transformación.

Entrega y confianza

De la misma forma que el dolor y el sufrimiento te enferman, el placer profundo sana. La aceptación y la entrega son indispensables para la transformación. Muchas veces huimos tanto del dolor como del placer, porque son incómodos o nos resultan desconocidos. Enfrentar todo lo que sentimos y vivirlo, sin juzgarlo, es la esencia de la sanación tántrica y es la actitud correcta para prevenir la vivencia de acontecimientos adversos de manera traumática.

El gran poeta persa Rumi dijo: “No apartes los ojos. Mantén tu mirada sobre la herida vendada. Por ahí entra la luz.”, y tenía razón, porque gracias a ese dolor, y a reconocer nuestro placer, somos capaces de transformarnos en mujeres más fuertes, resilientes y sabias.

© L’Erotheque. Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

Ysabel Velásquez
Por Ysabel Velásquez

Sexóloga, Sex & Love Coach . Periodista de Salud. Autora del Libro de motivación para la mujer :En Femenino.